Ella es Elizabeth,
cumplió ya 18 años y parece una caliente mujer de 25, vaya que chica, tiene
piel blanca como la nieve, pelo negro que le llega a los hombros, ojos verdes
profundos, una boca pequeña pero deliciosa, unos pechos perfectos ni muy
pequeños ni muy grandes, y qué decir de sus piernas largas y bien formadas y lo
mejor es ese culito que trae durito y paradito.
Bien lo que quiero
contarles es lo que le paso un día que ella venia de clase. Caminaba por la
calle, ella traía puesto su precioso y muy sexy uniforme del colegio una blusa
blanca pegadita un chalequito azul sin abotonar, una corbata azul y una falda
muy cortita, también azul. Seguía caminando hacia su casa cuando de una esquina
sintió que la jalaron a dentro de un callejón, antes de poder reaccionar de
alguna manera.
Una mano le tapo la
boca para que no gritara, ella no podía ver quien era pues sola la empuja hacia
delante esa fuerza la llevo hasta una pared, la contramino de espalda contra
ella, de manera que la tuviera de frente sin quitarle la mano de la boca. Era
un hombre encapuchado con un pasamontañas un poco más alto que ella, el hombre
la miro a los ojos, le sonrió cínicamente, y le dijo así:
- Tranquila preciosa
que de ti depende que todo salga bien.
Y sacando una pequeña
navaja la acerco al cuello de la chica. Mientras él gozaba al ver el miedo en
los ojos verdes de su linda presa, y en efecto la pobre Elizabeth estaba
aterrada. De repente el encapuchado le comenzó a acariciar las piernas, la
chica se revolvía tratándose de liberar pero era inútil, luego el tipo saco de
su bolsillo un pañuelo celeste lo hizo puño y quitando su mano de la boca de la
chica, e introdujo el pañuelo ahí mismo, e intimidándola de nuevo con la navaja
le dijo que si escupía el pañuelo y gritaba, la iba a rajar ahí mismo, -¿está
claro?- preguntó el encapuchado, Elizabeth afirmo con su cabeza.
Luego de esto el
sujeto le quito su corbatita, y tendió a la chica en el suelo boca abajo, le
ato con la corbata las manos atrás de la espada, y aprovechando esa posición el
tipo acariciaba las nalgas sobre la falda de la joven, la chica solo se movía
torpemente y de su boca sólo salía un “Mmmmmm” ahogado por el pañuelo. En la
posición en que estaba la chica no podía ver al tipo. Luego empezó a oír como
el sujeto registraba su mochila, en ese momento Elizabeth creyó que sólo se
trataba de un asalto, que equivocada estaba.
Después de registrar
la mochila, levantó a la chica pero no del todo la dejó hincada mientras
Elizabeth lloraba asustada. Luego el tipo se hincó enfrente de ella y le dijo
mientras acaricia sus senos.
- Que rica estas
putita, sabes daremos un largo paseo.
Diciendo eso la
chica comenzó a mover la cabeza de un lado a otro en negación y llorando
amargamente con aquel “Mmmm”, todavía en su boca. El tipo se enfureció y
tomándola de la quijada fuertemente, se le acerco al odio y le dijo que ahora
el que mandaba era él.
Al oír esto, los
ojos de la chica se abrieron tanto como si tratara de decir con la mirada que
la dejara libre pero pareció que el tipo se excito mas al ver el miedo
reflejado en aquel par de hermoso ojos verdes. El sujeto se levantó y puso de pie
a Elizabeth. Rápidamente el tipo se agacho frente a ella y haciendo la que se a
recostara en su espalda, la cargo en su hombre izquierdo. Luego de adentrase en
el callejo y pasar por un laberinto de calles el sujeto, quien llevaba cargando
a Elizabeth, se detuvo frente a un auto abrió la puerta y bajo a Elizabeth
quien sollozaba aún. Después de sentarla en el asiento del copiloto le saco el
pañuelo de la boca, Que estaba bañado con la saliva de la chica, el tipo paso
el pañuelo en su boca lamiendo buena parte del pañuelo, en ese estaba cuando
Elizabeth le pregunto:
- ¿Quién eres?...
¿Adónde me llevas? ¿Qué me vas a…
El sujeto puso uno
de sus dedos en los labios callándola, la miro y le dijo:
- Ya sabrás todo a
su tiempo.
Luego le dijo mientras
le ponía cinta adhesiva en la boca:
- Lo siento por esto
princesa pero no quiero que nadie te oiga y nos moleste pero aun amordazada te
ves hermosa.
Le sonrió y bajo el
asiento de la chica reclinándolo hasta que ella quedará como acostada le puso
el cinturón y él se subió al auto.
Estuvo conduciendo
como 20 minutos, la chica se revolvía como loca. Mientras su captor cantaba
dedicándole una canción romántica que estaba el aire en ese momento en la
radio, luego se detuvo en un barrio de mala muerte, justo enfrente de una casa
pequeña y muy vieja. Levanto el asiento de Elizabeth, y le dijo que ya habían
llegado a su hogar, el tipo aprovecho y metió su mano entre las piernas de la
adolescente para tocar su coño y cuál fue la sorpresa de aquel tipo cuando se
dio cuenta que la chica estaba húmeda, el se sonrió miro a la chica pero ella
volteó la cara hacia el otro lado. Elizabeth no comprendía lo que pasaba, un
tipo con un pasamontañas la había raptado y la tenía atada y amordazada en un
auto y ella estaba caliente como nunca antes en su vida. Estaba confundida,
ella no podía aceptarlo.
Después el tipo se
bajo, saco a Elizabeth del carro la cargo en sus brazos como si de recién
casados se tratase, entraron a la casa, subieron las escaleras luego recostó a
la chica en una gran cama. Se quito el cinturón y le ato los pies con él.
Dejándola en la cama bajo a buscar unas tijeras. La chica había quedado acostada
boca arriba, lloraba y lloraba, trataba de liberarse de sus ataduras, pero todo
es fuerzo era inútil.
Luego de un rato el
tipo subió con una tijeras de sastre, se sentó al lado de la chica quien se
había puesto del lado dejándole todo el panorama su gran culo a su
secuestrador, el no desaprovecho la oportunidad y como la chica no se había
dado cuenta que ya había entrado le dio una nalgada que la asustó y le dolió
tremendamente. Volteó a la chica para que quedara boca arriba, y mostrándole
las tijeras empezó a cortar el chaleco de la muchacha, luego que lo hizo tiras
empezó a arrancar uno a uno los bonotes de blusa blanca, dejando al descubierto
los melones de la chica tapados nada más que con un brassier rosadito pálido.
- Que delicioso -
exclamo el tipo.
- Hoy cenaré
melones.
Luego de eso empezó
a lamerle los pechos por encima del brassier. Los mordía, los chupaba, los
pellizcaba, los retorcía. La pobre chica solo cerraba los ojos sin poder hacer
más. Luego tomo de nuevo las tijeras y termino por hacer pedazos la blusa, así
mismo hizo con su faldita, la cortaba de abajo hacia arriba, rozando las
heladas tijeras sobre las piernas de la chica, luego de un rato rompió del todo
la faldita y dejo ver que aquel día precisamente Elizabeth llevaba un juego de
ropa intima muy tierna, su tanguita era del mismo color rosa pálido que su
brassier. Al ver esto el tipo le dijo:
- Después de esto
tendrás que ponerte ropa interior de mujer, mi niña jajajaja - se carcajeó su
raptor.
Teniéndola ya en
ropa interior a la pobre muchacha, el tipo sólo terminó por quitarle los
zapatos y calcetas. Tomando de nuevo las tijeras le corto la corbata de las
manos, la chica intentó quitarse la cinta de su boca pero antes de que se la
pudiera quitar el tipo la de tubo y le ordeno que se la dejara, le desabrocho
su brassier y le bajo la tanguita y las guardo en un cajón. Le ato las manos
esta vez una en cada esquina de la cama, lo mismo hizo con los pies.
Estirándolos mucho, la chica se quejaba pero la mordaza apagaba sus intentos de
gritar. Se acostó sobre ella y empezó a culear como loco. Él le decía mientras
se la culeaba:
- Desde hace tiempo
quería tenerte así putita, perra maldita.
Luego el tipo
comenzó a comerse el coño de la chica mientras que con las manos apretaba
terriblemente sus testas luego introdujo su gran pene en el estrecho conejito
de la chica. Era un cuadro espantoso lleno de dolor y placer. El tipo parecía
incansable ya se había corrido tres veces en ella y aun seguía con ganas de
más, en la última corrida el tipo baño de semen las tetas de Elizabeth ella
lloraba pero en el fondo pedía que no acabara. El tipo quedo tirado encima de
la chica quien apenas si se ponía mover por las cuerdas y por el cansancio.
- Esto no acaba
perra - grito aquel tipo mientras se levantaba.
La desato y
quietándole la cinta la puso en la cama boca abajo, y le dijo ahora me vas a
sentir por el culo maldita, y dicho y hecho. El tipo se escupió dos dedos y los
unto en el culo de la nena.
- Ahora si prepárate
cerda
Sentencio el
violador, y con tremendas sacudidas estaba rompiéndole el culo a la chica. Así
pasaron como hora y media. Luego la chica ya no aguantó y se desmayo. Cuando
despertó estaba aun en la cama, atada de pies y manos como al principio, abrió
los ojos pero no vio nada, tenía una venda negra en sus ojos, y en la boca una
mordaza con una bola roja que le incomodaba mucho. Estaba boca arriba cuando de
repente oyó la puerta abrirse.
-Hola barata,
¿Dormiste bien? Eso espero pues ahora jugaremos de nuevo, ¿Te parece?.
Le desato los pies y
se los estiro, en ese momento le introdujo un consolador en el coño y la empezó
a masturbar, la chica lo disfrutaba se contorsionaba y gemía de placer, le dejo
el consolador metido en su conchita, y le acomodo de tal manera que quedara de
lado, aquí se le dice “decanto” ni boca arriba ni boca abajo, y la puso así,
para meterlo otro consolador más grande en su culo, lo metía y lo sacaba cada
vez más rápido y cada vez más fuerte, le equito la venda de los ojos y le pregunto:
- ¿Te gusto verdad
puta?
- Mmmmm Mmmmmm -
contestaba la chica.
- Quieres decir algo
perra, bien dilo.
El sujeto le quito
la mordaza de bola y volvió a dirigirse a ella.
- Que quieres decir
perra.
La chica le dijo con
un tono de voz desesperado.
- Porque me hace
esto, por favor déjame ir, por favor.
El sujeto sólo
sonreía mientras le acariciaba suavemente el cabello a la nena
- Yo sé que estas
disfrutando esto putita, así que no jodas.
La chica ya harta se
molesto y le gritó:
- Púdrete hijo de
puta - y le escupió la cara.
El tipo ni se
mosqueó y le dijo:
- Bien así lo
quieres maldita, así será.
Y saco un tercer
consolador y se lo metió en la boca. Y así estaba ahora Elizabeth con tres
consoladores, uno en su concha otro en el culo y un tercero en su boca,
mientras aquel sujeto encapuchado que la había raptado y vejado le acariciaba
salvajemente los pechos, sin que ella pudiera hacer algo.
Después de un rato
le saco los consoladores y le dijo que iba a salir a comprar unas cervezas pero
que se iba a tardar un poco. Así que la iba a dejar cómoda, y así fue como la
dejó. Amarrada en la cama en forma de “x” y para que no sintiera tanto frío la
había puesto su ropita interior, aquella que guardó en el viejo cajón, y como
había visto que no lo había gustado mucho la mordaza de bola había agarrado un
pedazo de tela de la falda que le rompió y se la había puesto entre los
dientes. En ese tiempo Elizabeth penaba que más podría hacerle ese mal nacido,
trataba de zafarse pero no tenía fuerzas, los orgasmos que había tenido
mientras el tipo la masturbaba con los consoladores la habían dejado agotada medio
se durmió, pero luego ya no pudo conciliar el sueño.
De repente entro
aquel hombre con sus cervezas y algo más, eran extraños aparatos vestimentas
extrañas. Desato a Elizabeth ordeno que se quitara la lencería ( el tipo vestía
un traje de látex o algo así) y le dio un collar que tenía una gran cadena, y
ordeno que se lo pusiera en el cuello, la chica al verse ya sin la mordaza le
pregunto al tipo para que era el collar, el sólo le dio un gran bofetón y le
dijo que no tenía que hablar sin su permiso. La chica se coloco el collar luego
él le amarró un arnés de esos que le ponen a los caballos para arriarlos, el
aparato le contraminaba los labios a la pobre Elizabeth, luego el tipo le digo
que se pusiera a cuatro patas, y la anduvo como una perra, el se burlaba
diciendo.
- No te gusta perra,
esto es maravilloso no crees.
La pobre muchacha
solo mordía el palo en su boca mientras lagrimas corrían por su carita. Luego
de andar así un rato, el hombre le dijo que se parara, él le quieto el arnés y
el collar, amarro las manos poniéndolas juntas con unas esposas. Luego levanto
los brazos de la chica y los colocó en un gancho que estaba sobre ella, luego
le puso una especie de mordaza que hice que Elizabeth no pudiera cerrar su
boquita, y jalo la polea que accionaba el gancho y la dejo colgada a unos 35 cm
del suelo, diciéndole así:
- Te he puesto esta
mordaza porque he notado que tienes una boquita muy pequeña y quiero ajustarla
al tamaño de mi verga tu sabes lo que trato de decirte.
Luego de esto se
sentó en la cama a ver la tele y a beberse las cervezas. La pobre Elizabeth
había que dado petrificada solo de pensar en que la iba a poner a chupar verga,
ella nunca lo había hecho. Es más, ella hasta ese día había sido virgen. Los
novios que había tenido solo llegaban siempre a acaricias sobre la ropa y
besitos inocentes. Elizabeth con solo pensar en lo que estaba a punto de
suceder le daba asco y ganas de vomitar, le dolían ya los brazos de estar
colgada de esa forma y quería cerrar la boca pues ya le dolía la quijada de
repente sintió como descendía al suelo y sintió un gran alivio cuando sus pies
tocaron suelo, el hombre la estaba desenganchado, le pregunto cínicamente:
- ¿Estuviste
cómoda?. Ahora haremos un intento con esa mordaza.
La hincó y sin
quietársela introdujo su verga hasta casi ahogar a la pobre muchacha el tipo
exclamo:
- Que bien, ahora te
quietaré esto para que puedas mamármela y ojo si la muerdes que para ti será
peor de acuerdo.
La chica afirmo
esperando y a que le quietara le aparto de la boca que la lastimaba tanto. Se
lo quitó y le dijo:
-Chúpala bien perra,
quiero que me pruebes.
La chica lo hacía
torpemente algo que no le gusto el hombre la agarro del pelo y la empujaba
hacia adentro, y le decía:
- Así se hace perra estúpida,
aprende maldita.
Después de tanto
Elizabeth agarro ritmo y estaba en la zona, pareciera como si empezaba a
disfrutar que la estuvieran follando por la boca, el hombre se corrió en la
boca y la chica probo semen por primera vez, sus labios, sus dientes, su lengua
estaban bañados por la leche del tipo. Luego la costo en la cama boca abajo y
sacó un látigo y le dio una fuerte dosis de azotaina. Las nalgas de la chica
estaban rojas como el infierno, después de esto el hombre se la continuo
tirando casi todo la madrugada. Al amanecer la chica estaba dormida y el tipo
estaba preparando la tina salió del baño tomo a la mucha en sus brazos y la
metió en la bañera, Al contacto con el agua ella se despertó y el tipo le dijo
con voz y a suave:
- Buenos días
princesa - ella no contesto.
El tipo estaba
bañando a Elizabeth y limpiaba cada rincón con una gran dedicación, la chica
parecía ida así ya nada le importaba, no ponía resistencia luego la llevo a la
cama la costo en ella, viendo para arriba la estaba terminando de secar cuando
de repente le dijo al oído
- Eres la mejor
putita que he tenido cuando te necesito te volveré a buscar.
Diciendo esto le
sembró un gran beso de en la boca, Elizabeth sintió la lengua del hombre
recorriendo toda su boca, después de besarla, el hombre le puso un pañuelo en
la nariz y en la boca y la durmió. Cuando despertó estaba en la entrada del
mismo callejón donde había sido raptada por aquel hombre encapuchado al cual
nunca le vio la cara, estaba atada con las manos juntas hacia atrás, unidas con
los pies que los tenia de la misma forma. Tenía una mordaza de cuero en la boca
amarrada a su nuca; vestía su uniforme de colegiala, con su corbata en su
lugar, blusa impecable falda muy bien planchada, su chaleco esta abotonado, sus
calcetas limpias y zapatos lustrados. Por un momento pensó en todo lo que le
había ocurrido, y lagrimas nuevamente salieron a mojar sus mejillas.
Luego empezó a
revolverse como loca buscando la manera de liberarse, y tratar de gritar para
que alguien la ayudara, y entre tantos Mmmm y botando los basureros y haciendo
mucho ruido, una pareja de esposos como de unos 50 años que pasaban por ahí la
oyeron, cuando le vieron ahí tirada, la desataron y le quitaron la mordaza y al
preguntarle que qué le había pasado ella le contesto que solo había sido un
asalto y que le habían robado el bolsón, Elizabeth les dio las gracias, la
pareja le dijo que fuera a la policía. Ella les dijo que lo iba hacer pero se
fue directamente a su casa, al llegar a su hogar no tuvo ánimos de ir al
colegio y quería dormirse. Se miro en el espejo, con una cara muy triste, sin
pensar se metió las manos en las bolsas de su chaleco y en una de ellas
encontró una pequeña nota que decía esto: “Y desde ahora vestirás como mujer”.
No le tomo mucho
sentido pero si miedo. Al estarse cambiando el uniforme para ponerse su pijama
al quitarse la corbata, el chaleco y la blusa se dio cuenta que tenía un
brassier negro muy provocativo, de inmediato se bajo la falda y vio que tenía
puesto un hilo dental negro que ni siquiera había notado que lo andaba.
Desde ese día
Elizabeth usa solo hilos dentales y brassier con encajes de color negro y cada
vez que pasa por aquel callejón después de clases tiene la esperanza oscura,
que aquel tipo vuelva a sorprenderla por atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario