Desvirgada Por Mi Patron


Me llamo Valentina Salazar, aunque ahora tengo más de 53 años, cuando mi patrón me inicio en el sexo fue una experiencia que siempre recordaré, el relato es como sigue. 

Yo tenía 17 años, vivía en Saipina, Cochabamba, Bolivia, debido a la pobreza de mis padres, y por un pedido de una Sra. Hinojosa, me fui a la ciudad de Cochabamba para trabajar como empleada doméstica en una casa de familia, ubicada por el barrio de la Muyurina , en la calle Juan de la Cruz N º 513. En Cochabamba, la vestimenta de las campesinas incluye pollera, especie de falta plisada, usamos blusas típicas de la región, también llevamos el pelo largo, recogido en dos trenzas, las mujeres así vestidas somos llamadas cholas. Mis patrones eran una pareja seria y respetable, don Wilfran era el esposo y la esposa doña Sonia, tenían dos lindas nenas en el colegio. Por las mañanas los patrones salían a trabajar, y las nenas al colegio, por lo que me quedaba sola, después de mis quehaceres diarios me iba a la habitación de servicio que me fue asignada, vivía tranquila y feliz, deseaba ahorrar y dejar ese trabajo para empezar un negocio; entre tanto, desempeñaba mis obligaciones de sirvienta con toda dedicación. 

Así fue pasando el tiempo, yo cambié bastante, mi figura estaba mucho mejor que cuando llegué, cumplí 18 años, ese día don Wilfran me regaló dinero, y me dijo que podía comprarme lo que quisiera, siempre que después le pueda mostrar lo comprado a él y a nadie más, esa vez me compré una radiograbadora, a mi patrón no le gusto demasiado, luego me dijo que todo lo que me regalase era un secreto entre él y yo, nadie debía saber nada. La señora de la casa siempre era muy atenta conmigo, aunque trabajaba todo el día, igualmente las nenas me querían bastante, con don Wilfran solo cruzaba palabras de cortesía, era muy dedicado a su trabajo, casi siempre encerrado en su escritorio, me llamaba la atención ese hombre tan serio, varias veces lo pillé mirando mis piernas cuando yo subía las gradas, después de algunos meses me regaló más cosas, sábanas nuevas, cosas para mi aseo personal, dinero para mis permisos, un anillo bastante bonito, siempre me decía que no le comente nada a su esposa, que los regalos eran para que me vea alegre y trate de estar como en familia, después quiso que en su llegada y su salida nos despidiésemos con un beso en la mejilla, yo le acepté con algo de miedo, ya que no quería perder sus lindos regalos. Yo era una cholita joven, creo que bonita, en la calle llamaba la atención de los hombres, mis formas eran agradables y mis pechos resaltaban por las blusas de campesina que me ponía sobre mi sostén, creo que no me veía mal vestida así, yo no había estado nunca con ningún hombre, los muchachos de mi pueblo eran muy calinchos y no me atraían, además mis padres me cuidaban bastante, o sea que de sexo no sabía nada de nada. Cuando sacaba la ropa de don Wilfran de su habitación para lavarla, solía olerla y me imaginaba como seria el sexo entre mis patrones, ya que alguna vez escuché a doña Sonia gimiendo en su dormitorio, poco a poco me di cuenta que mi patrón me gustaba como hombre, pero
él era un profesional, casado, con dos hijas y yo era simplemente una sirvienta domestica venida del campo. Para realizar mis tareas de empleada, solía usar unas polleras viejas, mis pechos los cubría con blusas usadas y como no salía en el día, andaba en chinelas, un día mi patrón se apareció mucho antes de la hora de almuerzo, me entregó un paquete y me dijo que me probara lo que había dentro, luego se fue de nuevo a su oficina, una vez en mi cuarto, abrí el paquete, era una pollera de terciopelo azul, un par de blusas con encajes, un par de zapatos muy bonitos y dos conjuntos de ropa interior color negro, me desvestí enseguida para probarme todo, no sé como hizo don Wilfran, pero toda la ropa me quedo a la medida, al día siguiente mi patrón se apareció más temprano, y me encontró saliendo de mi baño, yo estaba tapada solo con una toalla, el volvió la vista a otro lado y me dijo que vino a ver cómo me había quedado la ropa que me compró, fui a mi cuarto y me cambié desde el calzón, cuando salí a la sala don Wilfran se quedó medio sonso, me dijo que nunca había visto una cholita tan linda como yo y que envidiaba a mi enamorado, yo me puse colorada ante sus piropos, al momento de irse trató de darme un beso en la mejilla, pero como estaba muy nervioso y yo también, nos dimos un beso en los labios, como muchachos, yo reaccioné mal, me enojé y lo reñí a mi patrón, me puse nerviosa y me fui a mi cuarto.

Durante unas semanas no hablamos más que lo necesario, un saludo y nada más, no hubieron besitos en la mejilla ni nada, yo me puse triste pues extrañaba los juegos con mi patrón, además sabia que de seguir las cosas, podía llegar a tener una aventura con mi patrón, aunque sabía que no estaba nada bien. Después de un tiempo, mis patrones dijeron que iban a viajar para el Carnaval, la Sra. iría a Oruro con las niñas, don Wilfran debía viajar a La Paz por trabajo, por lo que me dieron permiso para viajar a mi pueblo durante toda una semana. 

Un día salieron todos de viaje, yo quise irme ese mismo día, pero como no hubo nadie que se quede a cuidar la casa, debí esperar a la mamá de don Wilfran, pero esta Sra. no llegaba, por lo que me vestí y me aliste para viajar al día siguiente por la mañana, estaba terminando mi desayuno cuando sentí abrir la reja de la calle, y un minuto después entraba mi patrón a la cocina, después de saludarnos, empecé a preguntarle a don Wilfran que por qué no se había ido a Oruro con su familia, o que si su ñata no estaba en La Paz, el solo me respondió que estaba camote de mi, que me deseaba a morir y que si yo era su cholita, e incluso podía llegar a separarse de su mujer, yo me quede pensando en la oportunidad que se me presentaba y le respondí que si eso era cierto nadie debía saber nada, tampoco nadie debía tratarme mal y que solo debíamos vernos en otro lado, fuera de su casa, mientras yo hablaba don Wilfran se iba acercando poco a poco, no sé en qué momento me abrazo muy fuerte y empezó a besar mi boca como loco, al principio traté de rechazarlo pero sus besos eran tan calientes y como no soltaba mi cintura, me deje llevar por el
momento, le correspondí a sus besos, lo que lo excito mucho más, me besaba el cuello, las orejas, sus manos no estaban quietas, cuando sentí que me acariciaba los pechos, quise detenerlo, pero yo ardía de arrecha, y al sentir que me acariciaba la entrepierna sobre mi pollera, empecé a jadear y a respirar más fuerte, cuando me di cuenta, estábamos echados sobre el sofá de la sala, yo cerré mis ojos mientras me desabrochó la blusa, me saco el sostén y empezó a chupar mis pechos, la sensación de ardor que me invadía en todo el cuerpo era algo que no conocí antes, sus manos me levantaron la pollera y me sobaban las piernas, las nalgas, al final me sacó el calzón y su boca comenzó a chupar mi conchita, ahí sí que empecé a gemir , pues sentí unas cosquillas, el me dijo que este tranquila, que la primera vez debía hacerlo con calma, que me dejara llevar por el, al sentir más placer por lo que me chupaba la concha, agarraba su cabeza y le jalaba los pelos, de pronto sentí que metió un dedo en mi ano, eso ya no me gustó, traté de levantarme, pero don Wilfran me agarró las manos y no me dejaba, además el placer de mi conchita no deseaba perderlo, se notaba que mi patrón sabia usar muy bien su lengua, luego de un rato, se desvistió por completo, al ver su verga, solo le pregunte si “eso” me iba a entrar, y que me iba a doler, el solo me respondió que para que no me duela debía pasarle salivita a su verga, me escupí la mano y agarre su verga, tratando de mojársela con mi saliva, mientras don Wilfran seguía besándome, me pregunto que por que no le chupaba la verga, para que tenga más salivita y no me duela cuando me la meta, yo le dije que me iba a dar asco, que nunca había estado con un hombre y que además no sabía que para tirar se debían hacer esas cosas, me respondió que como él me había chupado la concha y me había dado placer, y porque yo no podía hacer lo mismo, mi arrechera era tanta que dudando un poco comencé a besar su verga, de pronto el me agarro las trenzas y empujo mi cabeza, sentí que su verga entraba hasta dentro de mi boca, el hacía que mi cabeza vaya y venga, de tal forma que acabé chupando esa verga por primera vez, don Wilfran blanqueaba los ojos con el placer que yo le estaba dando, luego de unos largos minutos me echo sobre la alfombra de la sala, puso mis piernas sobre sus hombros y puso su verga en la puerta de mi conchita, con sus dedos me abrió un poco y empezó a empujar su verga, sentí que a medida que iba entrando me empezaba a doler todo el cuerpo, traté de que parara pero don Wilfran estaba demasiado caliente para hacerme caso, de pronto sentí que su verga entró hasta lo más hondo de mi cuerpo, el dolor era insoportable, mas no podía hacer nada, ya que mi patrón me tenia dominada por completo, empecé a llorar en silencio, don Wilfran sacó un poco su verga, ahí el dolor se calmo un poco, pero nuevamente me la metió hasta
adentro, de a poco empezó a moverse dentro mi cuerpo, el dolor ya no era tan fuerte, me empezaron a dar temblores y sentía un placer tan grande que solo pude agarrarme de sus brazos y desear que acabara de una vez, pero era todo lo contrario, al verme gemir, don Wilfran me bajó las piernas y se hecho sobre mí, sus manos agarraban mis nalgas y su boca chupaba mis tetas, grandes como nunca, en ese momento el gusto era enorme, sentía que cada metida de su verga me causaba mucho placer, y no desee que acabara nunca, después de estar así un buen rato, y al sentir más placer que nunca, me pude levantar algo y haciendo a un lado su cuerpo me saque la verga de mi, le pregunte que pasaría si me embarazaba, y si él me iba a ayudar, mi patrón me respondió que nunca en la primera vez pasaba algo y si ese era el caso, me iba a llevar donde un medico para salvar cualquier problema, yo metí su verga dentro mío, y nuevamente mi patrón empezó a moverse a un ritmo donde ya no me dolía mi concha, mas al contrario, cada empujón iba acompañado de algo que no pude entender entonces, mi placer era tan grande que en un momento mi cuerpo se estiró como alambre, una sensación inmensa comenzó a llegarme, don Wilfran me agarró más fuerte, con un grito sentí un chorro caliente que me llenaba por dentro a la vez que mi patrón gemía de placer, nos quedamos echados unos minutos, después gentilmente mi patrón limpio mi concha con su camisa, ahí vi la sangre de mi “rompe” y la leche que me había derramado. Me puse mi calzón, me arreglé la pollera y me coloque la blusa, mi sostén lo tenía en mi mano, estaba tan avergonzada que no me atrevía a mirar a don Wilfran, este en cambio, se vistió muy rápido, me dio un beso largo en la boca y me dijo: Ahora si Valentina, de ahora en adelante serás mi chola, regalos no te van a faltar, como tampoco plata para que mandes a tus padres, lo único que te pido es que mi mujer no sepa nada, yo veré la forma para que podamos tirar sin que se entere, solo me quedo responder que todo estaría bien si él se portaba bien conmigo.


Esa misma mañana tuve mi segunda sesión de sexo con don Wilfran, en esa ocasión me metió su verga por mi trasero, me hizo llorar bastante, y me dejó muy adolorida, el me cuidaba bastante, pero después volvía a meterme su verga por todos mis huecos, como estábamos solos en su casa, ya no quise viajar a mi pueblo, ese carnaval nos quedamos tirando en toda la casa, descubrí que el sexo puede ser muy “gustoso”, si te lo enseñan bien, al saber que doña Sonia venia de vuelta, don Wilfran me llevó a una farmacia donde me colocaron una inyección, la Dra. me dijo que ya no podría embarazarme durante 6 meses, al volver a la casa saque mis cosas de viaje y me fui donde mi prima Cristina Hinojosa (no era su familiar), en Sacaba, ahí estuve un par de días, hasta que volví a la casa como si llegara de mi pueblo. En los siguientes meses el sexo con mi patrón fue de lo más excitante, pues tirábamos en la cocina, en el baño, en mi cuarto, en su escritorio, sobre las camas de sus hijas, me enseño poses muy extrañas para mi, en fin, fue una época muy loca, hasta que un día nos pillo doña Sonia tirando como locos en su cama, la decepción de la Sra. fue tan grande que ese mismo día se fue con sus hijas donde su padre, en los días siguientes escuchaba hablar por teléfono a don Wilfran sobre su futuro divorcio, como mi patrón estaba solo, pasé a dormir en la cama de los patrones, prácticamente ya era su mujer, tirábamos sin preocupaciones, pues todo el barrio supo lo ocurrido. 

En una salida de fin de semana conocí a un Ingeniero Vega, que me llevo en su auto hasta mi trabajo, me siguió llamando por teléfono un buen tiempo, hasta que me convenció para irme a La Paz para trabajar en su casa y ser su chola también, no me dolió dejar a don Wilfran, ya que encontré un pedazo de periódico donde pedía una empleada domestica. Con este ingeniero Vega estuve más de 6 meses en La Paz, aunque tiraba mucho mejor que don Wilfran, su departamento en Los Pinos era muy pequeño, además era muy celoso y no me dejaba salir, hasta que me aburrí y volví a Cochabamba, me junté con un chapabeño de apellido Mariscal, ahora tengo una hija mayor de el, pero ya no estamos juntos, actualmente vivo con un chofer llamado Pichón, es flotero a Aiquile, en la cama es un imbécil, se deslecha y ya, ahora debo conformarme con lo poco que tengo, pero siempre recordare mi inauguración en carnavales en la casa de mi patrón.

Unknown

Escritor, recopilador, sexólogo, psicólogo y filósofo. Amante de las mujeres.

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