La Hija Embarazada...



Hola amigos y amigas. Soy Enrique, de 45 años, soy médio y cirujano.

Por fin después de mucho pernsarlo, me animo a escribir mi relato. He cambiado, como muchos lo hacen, algunos nombres y lugares para evitar problemas. Espero les guste.

Hace como un año y medio, suena mi móvil, en ese momento estoy en un pequeño hospitalito privado que construí con mucho sacrificio. Quien llamaba era Marcos, un amigo, que hace unos cinco años atrás frecuentaba mucho mi casa y viceversa, el tono de su voz era muy molesto y con cambios hacia nostalgia. Me confesaba que su hijita de solo 18 años, había quedado embarazada del novio, -ese hijo de perra la embarazó- fue exactamente su comentario, -es un bueno para nada y vicioso!- le agregó. Luego continuó diciendome que lo último que haría por su hija después de casarla era buscarle un apartamento y como él sabía que nosotros con mi mujer teníamos un pequeño condiminio, me preguntó si su hija podía alquilar alguno de ellos. En ese momento recordé que efectivamente había uno disponible, se lo ofrecí. Marcos quedó agradecido.

De regreso a casa se lo comenté a mi mujer, en ese momento recordé a su hija, cuando entre familias compartimos algunos buenos momentos. Su nombre era Elisa, una adolescente muy delgada, que parecía anorexica, una cintura de avispa, sus piernas largas y delgadas y un lindo traserito en forma de corazocito. Su cara era bella, cabello negro azabacho, ojos grandes negros, piel trigueña. Ahora la conocería pero ya casada, esperando bebe.

Llegó el día en que se les entregó el aparatamento, allí estaba Elisa, tenía dos meses y medio casi de embarazo, su cuerpecito aún no mostraba estomaguito, aún era muy bella, delgada como siempre, más mujercita que la úlitma vez que la había visto. El muchacho de nombre Sandro, era como me lo había pintado Marcos, desalineado, un poco retraido, algo sucio en su vestimenta.

Como estabamos cerca de finalizar el año, mi mujer había planeado con mis dos hijos, salir de viaje a Europa, un viaje al cual yo no asistiría por cuestiones de trabajo, ra un tour de casi un mes. En fin, ellos se fueron. Como dos días después, suena mi movil, no reconozco el número, pero constesto, era Elisa llorando, contándome que su esposo, estaba incociente en la baño, y que no sabía que hacer, su padre le había dado mi telefono para cuando ella tuviera algun problema, por estar embarazada, entonces fue lo único que se ocurrio en ese momento. Sali rapido y me dirigí a los apartamentos, entre y ciertamente Sandro yacía en el baño de la casa. Lo revisé y tenía las pupilas muy dilatadas, le pregunté a Elisa que había ingerido y me dijo que no sabía, llamé una ambulancia y lo llevamos a mi hospitalito.

El muchacho estuvo a punto de entrar en coma, no sabíamos que le había sucedido, necesitaba yo una pisa, ya que sospechabamos de varias cosas. Por fin encaré a Elisa y entre un mar de llantos me confesó que Sandro se inyectaba y tomaba drogas. Le dije que eso era muy serio, ella me suplicó que no llamara a la policia o su padre. Esta bien le dije, -pero necesito hablar con ambos cuando esto ya haya pasado-.

A los dos días el muchacho fue dado de alta, fue cuando los reuní en mi clinica y se dije que pronto serían padres y que un niño es una responsabilidad, a Sandro le dije que por esta vez no lo denunciaría a la policía, pero la proxima vez lo haría.

Una semana después, nuevamente mi movil, era Elisa, casi gritando, que yo llegara a su apartamento, llegué diez minuto después, al abrir la puerta ella se me lanza llorando, tenía un pomulo inflamado, al parecer Sandro bajo efectos de drogras la había golpeado, él al saber que yo había llegado se había encerrado en su dormitorio. Tomé a Elisa, y le dije que tomara su bolsa y que la sacaría de allí, su estado me preocupaba. La llevé nuevamente a mi clinica y luego de oscultarla, no encontré mayor cosa que un golpe en el pomulo izaquierdo y una crisis nerviosa. Como supondrán no podía regresarla a su casa, tampoco podría llevarla a la mia, asi que la llevé a un motel cercano, de esos que hay a la orilla de la carretera. La acosté y estuve con ella un rato, platicando, recordándola como aquella chiquilla ingenua de hace unos pocos años atrás. Le recomendé llamar a su padre o madre, pero ella me dijo que practicamente la habían sacado de la casa y que no querían saber nada de ella.

Le dije que se metiera a la cama y que me quedaría hasta que se durmiera, la verdad era que me daba mucha ternura Elisa, una pequeña mujercita que había escogido mal como muchas otras. Elisa que no había traido más que su bolsa de mano, se despojó de su pantalón jeans frente a mi, tenía puesto un pequeño calzón tipo bikini, sus pequeñas curvas eran deliciosas, aún no mostraba estomaguito de su embarazo, fue la primera vez que la vi como mujer, mi pene empezó a crecer entre mis pantalones. Se metió dentro de las sabanas y su cabeza la colocó sobre mis muslos, sin decir nada entre ambos, le acaricie su melena de forma tierna, al poco tiempo se quedó dormida. Esperé un rato más y me decidí salir de allí, fue cuando ella me tomó del brazo y me dijo que por favor me quedara con ella toda la noche, que no quería estar sola.

Apagué la luz de la habitación y me quité los pantalones, porque como ella no habia ido preparado, me deje la camisa, pero me quede en ropa interior por abajo, me metí en las sabanas junto a ella, Elisa se puso de lado, dandome la espalda, luego me jaló para que la abrazara, asi que me pegué a ella, mi erección quedo pegada a sus nalguitas, pude sentir el calor de su cuerpecito, mi erección siguió creciendo en contra de mi voluntad y creo que ella se dio cuenta. Fue única la experiencia, yo abrazando a una muchacha preciosa, embarazada, en ropa interior, en un motel. 

Como es costumbre en mi, me levanté temprano casi al alba, ella aún dormia, hice a un lado las sabanas para salir, pero el morbo me detuvo un momento, pude ver su cuerpo adolescente, sobre todo sus nalgas, pequeñas, pero con forma de corazón y con buenas carnes, nuevamente tuve una erección. Me vestí y le deje una notita en donde la decía que se fuera a su casa y me llamara de cualquier cosa que sucediera con Sandro.

Pasaron tres días y no tuve conocimiento de cómo le habia ido a Elisa, asi que después de la clinica me fui para su apartamento, al subir las gradas oí gritos que evidenciaban una pelea, era gritos no solo de Elisa, sino también de Sandro. Toqué la puerta pero nadie me abrio, los gritos iban en aumento, asi que decidí empujar la puerta, esta se abrió y pude ver a Sandro que estaba en el suelo ahorcando a Elisa, lo jalé del cuello y lo retiré, el quiso levantarse y golpearme, pero con los efectos de la droga sus movimientos no eran muy precisos, asi que le dí un golpe en la nariz y esta cayó como un saco de papas, casi noqueado. Elisa se levantó y me abrazó, yo la abracé también, y le dije al muchacho que llamaría a la policía y lo denunciaría. El muchacho salió corriendo del aparatamento. Le dije a Elisa que no la dejaría aquí, trae algunas cosas y vamos a mi casa. Esta vez fue a mi casa, llegamos le di de comer, aunque casi no ingirio nada.

La acosté en mi cama, ella llevaba una faldita a las rodillas, y una remerita tipo top, sin mangas, luego de llorar un rato y agradecerme, ya que ni su familia le había respondido como yo. Fue cuando le dije que ella era una muchachita muy linda, que pensara bien que haría con su vida, pues no le convenía Sandro. –doctor, cree que soy bonita!-, me dijo, -no me llames doctor, dime Enrique, y si creo que eres muy bella-, contesté, -Enrique, te hubieras fijado en mi si estuvieras soltero?-, insistió; -claro que si Elisa, eres una muchachita bella y de buenos sentimientos, nunca te hubiera dejado-, luego agregue muy atrevidamente, -tienes un lindo cuerpo, que más puede pedir un hombre, unos lindos ojos, unos…- no me dejó terminar, ella se acercó y me beso la boca. Yo la tomé de la cintura y el beso se hizo más húmedo y efusivo, nuestras bocas sonaban como si estuvieramos comiendo chicle, sonaban nuestros besos, sus labios eran tersos, suaves como de angeles. Se soltó solo para decirme que quería que la hiciera suya esta noche.
-si es por agradecimiento, olvidalo, no necesitas pagarmelo asi!- le dije.
-No es por agradecimiento, es porque te deseo- me dijo.

Nos envolvimos en el beso, rodamos en la cama, luego ella me fue zafando el pantalón, lo sacó de mi cuerpo, luego lo hizo con mi boxer, dejó libre mi gran erección. –Enrique que grande lo tienes!- me dijo Elisa, sin dejar de ver mi verga parada. Me empezó a dar besitos en los muslos, lo cual me daba cierto cosquilleo erotico, que erectaban aún más mi pene. Tomó mi verga con una de sus manitas y lamio todo mi tronco, dándome una sensación que yo había olvidado desde hace tiempos, porque mi mujer y yo teníamos sexo cada dos semanas y duraba 10 minutos. El sexo había caido en segundo o trecer plano. Besó cada una de mis bolas, luego le pasó la lengua, yo no aguanté y comencé a jadear de placer, al rato metió mi glande en sus labios y la chupó por dentro de su boquita. Que rico tratamiento!. Algunas gotas seminales salieron por la punta de mi verga, pero Elisa se encargó de lamerlas. 

Luego fue subiendo por mi vientre, sin dejar de besarme y usar su lengua ensalivada, llegó a mis tetillas, y las lamió en toda su circunferencia, ohh era exquisito!, mientras lo hacía se despojó de sus braguitas, es decir quedó con la falda puesta, pero sin bragas, fue trepando en mi cuerpo y abrio sus piernas para montarse sobre mi falo, frotó su sexo, casi sin vellos pubicos, sobre mi verga, senti que me humedecía el tronco con su rajita. Finalmente levantó su pelvis y puso mi verga en posición casi vertical, para después dejarse caer encima e insertarse mi glande en su coñito. Yo estaba gimiendo con cada segundo que pasaba, todo lo que me hacía me estaba excitando como nunca.

Mi verga se fue deslizando en su pequeña vagina, la cual estaba muy bien lubricada por dentro, era calientita, estrechita, antes de incrustarsela toda, Elisa comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo, mi pene salia y entraba en su rico coñito, -Es muy grande!- me decía Elisa gimiendo, pero luego de unos minutos sentí que se la metía completa en su vagina. Luego ella ocmenzó a moverse encima de mi, se quitó su blusita y pude ver sus senos, los cuales tenían un tamaño pequeño, pero eran muy bien formados, tenían sus pezones algo oscuros e hinchados, lo cual es una señal de su cuerpo hacia su embarazo, aún asi me levante hasta casi sentarme en la cama y me dirigí a sus senos para chuparselos, ella gimió mucho cuando metí sus pezones entre mis labios. 

Asi también ella se desabrochando su falda y la sacó, en ese momento Elisa quedó desnuda por completo, era una ninfa!, su cuerpo delgado era bello, y más haciendo el amor conmigo. Mientras le mamaba sus senos la abracé fuerte para aumentar la fricción de nuestros sexos, Elisa comenzó convulsionar, era evidente su orgasmo, eso me exitó mucho que me hizo venir casi unos segundos después. Mi verga explotó dentro de su vagina y con fuertes chorros intermitentes inundó su linda rajita. Nos abrazamos mientras duró nuestros orgasmos.

Al terminar, ella se quitó de encima y se metió entre las sabanas, con una sonrisa de satisfacción. Yo la busqué y le di un beso. Más tarde, le dije que si quería podía dormir en la alcoba de mi hija, pero ella prefierió quedarse conmigo a dormir, se puso un blusón flojo para domir y una tanguita que se transparentaba a través del blusón, se veía deliciosa, pero era ya suficiente con ese dia. Era mi primera infidelidad. 

Como de constumbre, me levanté al alba, me fui a la ducha, puse el agua caliente y me puse a bañarme, de repente veo que Elisa abre las cortinas de la ducha, allí esta ella, desnuda, tiene un bello cuerpo delgado, lindas pequeñas curvas de mujer, nos abrazamos y nos besamos. –Toda la noche soñe contigo, haciendo el amor!- me dijo entre susurros. Elisa se hincó en el piso de la ducha y me empezó a hacer una rica felación mañanera, al igual que la noche anterior, lamía tanto mi tronco como mis bolas, para luego engullir mi glande y parte del tronco. Solo que ésta vez, antes de que sacara la lechita (como dicen en los relatos leidos), la levanté y luego la cargué, la deposité sobre las sabanas, me acomodé entre sus piernas y me propuse mamarle su vulvita, la tenía frente ami, sus labios vaginales era finisimos, su rajita era pequeña, invitaba a comersela toda. Asi que me sumergí en su coño, lamí sin control, con deseo, con excitación todo su sexo; a Elisa le estaba gustando mi estilo, ya que no paró de gemir y de estrujar con sus manos las sabanas y mis cabellos, sentí su venida en mi lengua, sus liquidos intimos fluían de su joven vagina.

-Enrique!, hazme tuya!, me decía Elisa. Pero yo segúia mamando su rajita, asi también baje un poco para lamer y chupar su orificio anal, ella nuevamente se retorcía en la cama victima de la excitación, mientras le lamía su culito, inserté un dedo en el interior de su vagina, eso la hizo llegar de nuevo a otro orgasmo.
-Por favor, métemala ya, si!- decía la vocesita de Elisa.

Dejé de mamar y me subí sobre ella, abrió más sus piernas y me recibió con deseo, mi verga penetró su vagina con poca dificultad, ella gimió cuando sintió mi pene en su rajita, luego la dejé ir por completo, solo mis bolas quedaron sin penetrarla. Después comencé un vaiven casi salvaje, metiendo y sacando mi polla de su jugosa cavidad. Los gemidos de ambos se unieron en uno solo, era exquisito y aún lo es recordarlo.

Cogimos con un deseo inmenso, nuestros cuerpos se balanceaban a un ritmo divino, mi falo duro la penetraba sin parar. Luego de varios minutos gozando, primero ella y luego yo llegamos al climax, le deposité otra barbaridad de esperma en su coñito, sin embargo noté que mi verga aún estaba durisima, solo durante mis veinte había tenido esa reacción, asi que la voltee y la puse en cuatro sobre la cama, su traserito pequeño era una joya arquitectónica, le bese las nalgas antes de ponersela de nuevo en su rajita, y de nuevo comencé un rico vaiven sujetándome de sus delgada cintura. 

Mientras la ensartaba en esta posición de perrito, pude observar que su ano se abría más de lo normal, era obvio que mi Elisa ya había cogido por el ano, el cuello del ano se dilata más en condiciones normales, asi que unté parte de sus venidas, mezcladas con las mias, en la entrada de su ano y en su esfinter, ella se imaginó loque vendría ya que me dijo que se lo hiciera suavemente, asi que empujé mi glande dentro de su culito, y lentamente se lo fui metiendo dentro de su recto, la incisión tardó un par de minutos, poco a poco se la fui bombeando, luego de unos minutos los dos estabamos gozando de nuevo. Ahora se la tenía ensartada en su pequeño ano. Se los disfruté como nunca, cuanto? quince años, veinte años?, que no la metía en el culito de una mujer, había olvidado lo delicioso que se siente. Cuando estabamos al borde del climax, la sujete de los hombros para arremeterla toda contra su culito, ella gritó de placer y otro gran chorro de esperma se introdujo en su recto. Quedé tan agotado que me desplomé sobre la cama, con la respiración acelerada. Ella se colocó a mi lado y esperamos hasta equilibrar nuestro ritmo cardíaco.

Elisa me dijo que iría al apartamento a poner las cosas en orden, asi que yo la acompañé a petición de ella. Encontramos una nota donde decía que se iba de allí y que ingresaría a un centro de ayuda para la Drogadicción, y que regresaría cuando estuviera listo.

Para ese momento, ya había nacido algo entre los dos,a pesar que yo podía ser su padre por las diferencias de edad. Por la noches de los días siguientes, antes del regreso de mi familia de su viaje, yo visité a Elisa, y me quedaba a dormir con ella, fajamos como dos enamorados, nunca había sentido tanta potencia sexual en mi persona, o de repente era una energía que se había dejado dormida mucho tiempo, pero no podía echarle menos de dos polvos cada vez que nos veiamos, que casi fue a diario. Una nueva faceta sexual en mi vida. Lo hicimos en todos los lugares del apartamento, la penetré igual en su vagina que en su recto. Volví a nacer en el aspecto sexual.

Los días pasaron y regresó mi familia. Mi esposa y mis dos hijos, contándome todo lo que vieron y las cosas que traían para mi. –lastima que te perdiste las vacaciones!- me decía mi esposa, si supiera que tuve la mia y fue mucho mejor, y aún persiste. Estuve follando con Elisa hasta sus siete meses de embarazo, después ya no es recomendable. Tuvo a su hijo, aún vive en el aparatamento y yo llegó casi diariamente a verla, aún tenemos muy buen sexo. Ahora ella está más llenita, pero es igual de deliciosa en la cama. 

Unknown

Escritor, recopilador, sexólogo, psicólogo y filósofo. Amante de las mujeres.

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