Pampita y la Hinchada



Esto sucedió cuando Carolina tenía dieciocho años. Era un domingo por la tarde, y ella llegaba por primera vez a la capital. Había vivido toda su vida en la Pampa, una provincia del interior del país, y cuando bajo del micro en la Terminal se sintió totalmente perdida en la gran ciudad. 

Sus tíos le habían indicado que tenía que tomar el tren para llegar a su casa. Preguntando inocentemente a medio mundo, llego a la estación de trenes. Pero ella no se daba cuenta de cómo la miraban cuanto hombre la veía. Tenía cara de nena simpática, y cada vez que sonreía para preguntar una calle, se la quedaban viendo embobados. Su largo cabello castaño, lacio pero ondulado en las puntas, parecía bailar con la suave brisa de verano. Esa tarde especialmente hacia calor, y Carolina llevaba puesto un.......  vestido enterizo con dibujos de flores, de colores claros. Este a partir de la cintura estaba pegado al cuerpo, y llegaba hasta unos centímetros por arriba de las rodillas. También tenía puestos unas botitas de cuero marrón claro, que en conjunto con el vestido, la hacían ver bastante sexy. Pero evidentemente lo que más llamaba la atención era su cuerpo, que a pesar de sus dieciséis años, era ya el de toda una mujer, y eso a todo el que se haga llamar hombre, se le ponía muy tiesa con solo mirarla fugazmente. Pasa que su cuerpo, a pesar de su altura (debía medir un metro cincuenta y cinco), era bastante exuberante: sus pechos generosos, una cintura estrecha, una cola firme y redondita, todo bajo el manto de su piel morena, de un tostado claro, eran irresistibles a la vista. Al llegar a la estación de trenes, noto que había muchos policías uniformados, pero pensó que así era la seguridad de la capital. También noto muchas caras de hombres de todas las edades, traspirados, hablando y maldiciendo en voz alta, y que muchos de ellos la miraran fijamente y le dijeran groserías al pasar. Carolina no osó caso a estos comentarios, sus padres y sus tíos le habían dicho que no hiciera caso a nada ni a nadie extraño cuando llegara. -que gambas (piernas) tenes mamita...saca boleto todo el tiempo que quieras, que con esta vista no me enojo...Mientras Carolina sacaba el boleto, la muchachada miraba su cola, que encima de ser muy deseable, se transparentaba un poco en el vestido, y se le notaba su tanguita blanca. 

Lo único que hizo la niña fue agachar la cabeza roja como un tomate y caminar rápidamente hacia el andén. -pero que delantera (pechos) nena!!!... Le grito uno al pasar. Ella se moría de vergüenza, y caminado más rápido, llego al andén y se recostó contra una columna abrazando su abultada mochila, sin mirar a nadie por la creciente timidez que tenia. Si hubiera mirado a su alrededor, se habría dado cuenta de que el andén estaba lleno de policías uniformados, y que la mayoría, por no decir casi todas las personas que había en el andén, eran de un hinchada de fútbol, y no estaban muy contentos, venían de una derrota de su equipo y tenían ganas de romper todo. Escucho el silbato del tren, y cuando este freno, subió rápidamente sin hacer caso a las groserías que le gritaban. El vagón estaba lleno, y la gente que había en el no se parecían en nada a los de la estación. Pensó que tal vez en unos vagones más atrás encontraría un asiento, porque tenía un largo viaje y no quería ir parada. Con su mochila abrasada en su pecho, fue abriéndose paso, hasta llegar a un vagón casi vació, unos de los últimos, donde solo habían sentados cuatro personas: dos ancianos y dos chicos aparentemente callejeros, por la pinta que tenían. Se sentó sola en un asiento de dos y se dispuso a leer un libro que había traído.

 Pero lo que Carolina no sabía es que los vagones que le seguían al suyo, estaban reservados para la hinchada de fútbol, y había por lo menos cincuenta fanáticos enardecidos buscando la manera de sacarse la calentura de su derrota. La muchachada estaba tranquila, bebiendo vino barato y fumando porros. En la separación de los vagones había unos siete oficiales de la policía cuidando que ninguno pasara hacia los vagones de pasajeros. -eh!solo miro oficial, solo estoy mirando...Un pibe de la hinchada estaba mirando por la ventanilla de la puerta, pero los oficiales lo obligaban a retirarse apuntándolo con sus bastones. Cuando el pibe vio algo que lo dejo hipnotizado: La nena de la estación prácticamente sola. -espere! Espere oficial! Ahí está mi amiga! La estaba buscando por todos lados! Puedo ir a saludarla...dele...Otros se habían asomado y también vieron a Carolina, y los oficiales ante la insistencia y la mirada de la hinchada, le dijeron al pibe: -solo vos pibe...tenes menos de un minuto...Carolina no se había percatado de nada, ni siquiera cuando el pibe se sentó a su lado, ella creyó que era un pasajero normal mas. El pibe espero a que los oficiales dejaran de mirar por la ventanilla, miro a su alrededor y nadie se fijaba en el. Miraba de reojo a Carolina, especialmente al escote de su vestido, que dejaba ver parte de sus generosos senos ajustados en la tela. Ella de ingenua que era no notaba como la miraba baboseándose y con cara de degenerado. - quédate quietecita y no grites bombón...-El pibe le había puesto una navaja en el cuello, y por la posición en que estaban, los demás pasajeros no podían ver.- Hace lo que te digo y no te va a pasar nada malo.- Carolina lo miro asustada, recién se había dado cuenta de que tenia alguien al lado, y encima la está a punto de degollar. El pibe
apretó la navaja contra su cuello y le dijo si entendía, Carolina asintió con la cabeza, temblando de miedo. -por favor, no me haga nada...si quiere dinero...-Dijo Carolina muy asustada, pero el pibe solo se acerco a su oído y le susurro. -no digas nada si yo no te lo ordeno...-Carolina ante la amenaza, asintió nuevamente con la cabeza. Nunca le había pasado nada así, su pueblo en el interior era muy tranquilo.-ahora me vas a acompañar, y si los canas (policías) te preguntan algo, vos decís que sos mi amiga y que está todo bien. ¿Esta claro?- Carolina asintió una vez más, prefería hacerle caso antes de que le hiciera daño. Cuidadosamente se levantaron y se dirigieron a la puerta. El pibe pasó su brazo por el cuello de Carolina, dejando la navaja en su cuello, pero oculta en el pelo de la joven. Mientras caminaban, el pibe puso su otra mano en un pecho de la nena, y lo masajeo unos instantes. -¡pero qué melones tenes nena!- Carolina solo cerró los ojos y no dijo nada, estaba petrificada del miedo con la navaja apretando en su cuello. -es mi amiga oficial, viene con nosotros...-Le dijo el pibe a los policías al cruzar la puerta. Los cana miraron a carolina de arriba a abajo, desnudándola con la mirada. -¿todo bien piba?- Le preguntaron. Ella respondió que sí, aunque sabía que esa era su única oportunidad de pedir ayuda. Pero muerta de miedo como estaba, solo siguió caminando con el pibe a su lado. La llevo hasta el último vagón, Carolina sintió las miradas perversas sobre su inocente cuerpo, escucho groserías a su paso, y algunas manos que tocaron su trasero al pasar. -Al fin llegaste nena...pero mira que putita habías sido, llegaste hasta acá sin decir nada- Carolina alzo la cabeza y vio a un viejo barrigón, traspirado y sucio, sentado en un asiento de cuatro. También vio que en ese vagón había al menos quince personas, todos hombres, todos grandotes.

Había unos negros de como dos metros, también unos tipos que parecían fisiculturistas, y varios viejos como el que le hablaba. -ni se te ocurra gritar, aunque parece que te comieron la lengua, ¿cómo te llamas?..-Carolina no sabía qué hacer, no tenia escapatoria, la mayoría de esos hombres la doblaba en estatura, y no se quería imaginar lo que le harían si los hacía enojar. -¡el jefe te pregunto tu nombre!- Le dijo el pibe bruscamente, todavía con la navaja en su cuello. Carolina no sabía bien porque no él dijo su nombre, les dijo su apodo, aunque no sabía de qué le serviría en esa situación. -Pampita...-Susurro asustada y temblando.- por favor, déjenme ir, si quieren dinero les puedo dar algo...pero por favor, no me hagan nada...por favor...- -pero Pampita, que lindo nombre...-Le dijo el gordo en tono de burla. -no quiero tu plata... lo que quiero son esas dos sandias que tenes ahí.- pampita se quedo confundida, ¿a qué se refería con esas dos sandias? Pero no tardo mucho en descubrirlo, dos negros la agarraron de los brazos, imposibilitándole todo movimiento. -¡que buena que estas pendeja!, ¡que sandias por dios!- El gordo había ordenado que la acercaran, y sin pararse de donde estaba sentado, comenzó a estrujarle los pechos por encima del vestido. Pampita se resistía como podía, pero los negros la tenían sujeta firmemente. -¡déjame!..¡Auxilio!..¡Por favor, que alguien me ayude...!..-Un negro tapo su boca con su gran mano, pampita solo podía retorcerse antes los toqueteos del viejo. -¡mierda, que tetas!..¡Son enormes!- Decía el viejo babeándose. Masajeaba salvajemente los pechos de la nena, los apretaba, los movía en círculos, los juntaba y los separaba. Los demás se reían al ver esto, y lo que pampita no pudo notar, es que a todos los presente, se les había formado un gran bulto entre las piernas. -¡pero que puta que sos!... ¡ni siquiera tenes un corpiño puesto!- El viejo había sacado los pechos de Pampita al aire, y mientras se los estrujaba, los demás miraban como hipnotizados los grandes pechos morenos de la nena. Pampita trataba de gritar, pataleaba y trataba de zafarse, pero no podía hacer nada. Con un rápido movimiento, el viejo la agarro por la cintura y la atrajo hacia él.


Pampita se tambaleo y a pesar de estar agarrada por los dos negros, no pudo evitar recostar sus pechos contra la cara del viejo. Sintió su lengua recorrerlos, succionarlos, mamarlos salvajemente. Chupaba las tetas de la joven asquerosamente, Pampita sentía la respiración del viejo en su pecho, la saliva que la embardunaba, y por más que ella no quisiera, sentía a sus pezones reaccionar. Los demás le tenían al viejo un respeto sublime, porque no tocaban para nada a la joven, solamente los dos negros la sostenían de los brazos y le tapaban la boca. Pampita estaba bañada en transpiración de tanto forcejear, y sus pechos brillaban por la saliva que el viejo iba dejando en cada chupada. Sus ojos recorrieron desesperadamente el vagón en busca de alguna ayuda, pero solo pudo ver a una multitud de hombres sucios que se la comían con los ojos y se frotaban el bulto que tenían entre sus piernas. -¿vez como te gusta nena?...tenes los pezones duritos, duritos...- Le dijo el viejo mientras pasaba su lengua por uno de ellos, para después mamarle el pecho violentamente. Pampita estaba agitada, sabía que no podía hacer nada, la tenían bien agarrada y esperaba que el viejo solo le chupara las tetas y la dejara ir. -amordázala y prepárala, que con estas tetasas tengo para rato...- Ordeno el viejo a uno de los negros. -¡aux....!..- Pampita quiso gritar cuando la gran mano salió de su boca, pero le habían colocado rápidamente una media sucia y con otra se la amordazaron fuertemente en la nuca. El viejo la atrajo más hacia él, y Pampita se vio obligada a arquear más la espalda. Su cola quedaba en pompa por más que ella se retorciera. El viejo no dejaba de chuparle y llenarle de saliva los pechos. La pobre Pampita comenzó a llorar, ya no sabía qué hacer, se sentía totalmente impotente frente a esos hombres de mala vida. El negro se puso detrás suyo, pampita se estremeció al sentir una mano recorriendo sus piernas. Intento incorporarse con todas sus fuerzas, pero el viejo la tenia firmemente sujeta de la cintura. La joven podía sentir al negro frotando sus nalgas, sentía su mano subir hasta llegar a su cola, y podía sentir como masajeaba sus cachetes firmes y morenos. -¡que piernas nena!.. ¡Sos infernal!..-Le decía el negro a la vez que le bajaba la tanga blanca de la niña rápidamente hasta las rodillas. -¡mmmmmmmmm!!!!- Exclamo Pampita al sentir algo que antes no había sentido. El negro había colocado su cabeza entre sus piernas y pasaba su lengua por su conchita virgen. Pampita no podía evitar excitarse, la lengua del negro se movía rápidamente y la penetraba sin pudor. Ella tuvo que cerrar fuertemente los ojos para aguantar esas extrañas sensaciones. -¡mmmmmmm mmmmmmm mmmmmmm!..- El negro había metido un dedo en su concha, metiéndolo y sacándolo a la vez que también la chupaba. Ella no podía hacer nada ante los sobos que le estaban propinando. Pampita no se había dado cuenta de que el viejo tenía su pene fuera del pantalón, y cuando lo vio, quedo sorprendida: era enorme, largo y grueso, con las venas palpitando. Mientras el viejo le chupaba las tetas, no podía dejar de mirar como el viejo se masturbaba, ella nunca había visto un pene, y menos de ese
tamaño. Pero la lengua y los dedos del negro no la dejaban tranquila, Pampita sudaba y ya tenía el cuerpo brillante y el vestido pegado al cuerpo. -¿te gusta pendeja?..Ahora la vas a sentir...- pampita no tuvo tiempo de reaccionar a estas palabras, porque el viejo la sentó encima suyo rápidamente, dejándolos cara a cara. Intento defenderse, ahora tenía las manos libres, pero el viejo la tenia sujeta demasiado fuerte y solo conseguía resbalarse por el sudor. Evidentemente la iban a violar, pensó la joven al sentir el mástil de carne entre sus piernas. El viejo con una sola mano sostenía los dos brazos de Pampita, con la otra acomodo su pene en la entrada de la vagina. -¡mmmmm! ¡Mmmmmm!!!!!...- Pampita quiso gritar con todas sus fuerzas, pero el viejo la agarro de la cintura y la penetro violentamente, metiendo casi la mitad de su enorme pene dentro de ella. Pampita cerró los ojos fuertemente por el dolor, esa cosa era demasiado grande para ella. Lagrimas incontrolables caían de sus ojos, y ya casi no podía resistirse. -hoooo....sos virgen nena...prepárate...-Pampita miro los ojos del viejo pidiéndole por favor que no lo haga, pero la mordaza en su boca solo dejaba escapar gemidos. El viejo la tomo firmemente de la cola y la empujo salvajemente contra su cuerpo. -¡mmmmmmmmmmmmmmmm!!!!...- Le había enterrado todo su pene de una, Pampita sintió un dolor que casi se desmaya, y no pudo evitar recostarse contra el pecho del viejo. Pero este no tenia misericordia, agarrándola de las nalgas, la hizo subir y bajar por su verga lentamente. Los demás podían ver como la gran verga del viejo penetraba a la dulce joven del campo sin piedad. -¡mmm!... ¡mmm!... ¡mmm!..- El viejo prácticamente la hacía saltar encima suyo, había comenzado a chuparle los pechos otra vez, pero Pampita solo sentía dolor y tuvo que abrazar al viejo por el cuello para aguantar semejante pedazo de carne entre sus piernas. -...así pendeja...hooo...sos infernal...que conchita apretada tenes....-Le decía el viejo cuando no le estaba chupando las tetas. Pampita solo subía y bajaba por la verga del viejo, sentía que el dolor iba disminuyendo poco a poco, como su vagina se adaptaba al enorme pene, y como poco a poco el placer la invadía. -mmmm...mmmm...mmmm...- No podía evitar gemir, nunca había sentido nada igual. Tras varios minutos de penetración salvaje, el dolor que sentía casi había desaparecido del todo. Su exuberante cuerpo brillaba de tanto sudor que corría por su cuerpo, sus cabellos parecían recién salidos de la ducha. El viejo también estaba todo
transpirado, hacía mucho calor y el vagón tenía todas las ventanas cerradas. Después de un rato, el viejo la dio vuelta como a una muñeca, Pampita se recostó cansada contra el asiento de enfrente cuando sintió salir la verga del viejo de su cuerpo. Solo quería descansar del enorme esfuerzo que había hecho, pero el viejo todavía no había acabado. -mmmmMMMMMM!- Sintió nuevamente ese gran pene dentro suyo, pero esta vez más rápido que antes. El viejo la culeaba rápidamente, Pampita solo cerró los ojos y se dejo hacer, la cosa ya le estaba gustando. -..Mmmm...Mmmm...Mmmmm...- Sus gemidos inundaban el vagón, su cola hacia ¡plop!, ¡plop!, ¡plop! al chocar contra el vientre del viejo. Mientras la cuelaba, el viejo se recostó en su espalda y la agarro de los pechos, masajeándolos y estrujándolos. Comenzó a chuparle la nuca para luego lamer sus orejas. -vez como te gusta pendeja... como te gusta la verga dura...- Le susurro al oído. Luego se incorporo nuevamente y la siguió culeando con fuerza. La embestía con tal fuerza que Pampita temblaba con cada estocada. -mmm...mmm... ¡MMMMMMMMM!!!!...-El viejo había metido su pulgar sin piedad en su ano virgen. La joven abrió los ojos por el nuevo dolor. Después se lo saco, pero solo para ensalivarlo y volverlo a meter. Ahora para Pampita todo era una mezcla de dolor y placer. Un segundo dedo entro en su ano, el viejo los metía y los sacaba, hasta que metió un tercero. Pampita se retorcía de dolor, pero el viejo la seguía culeando a la vez que movía en círculo sus tres dedos en el ano de la adolescente. Estuvieron así un buen rato, hasta que el ano de Pampita se dilato un poco. -prepárate pendeja...que me falta este agujerito que tenes...- Y dicho esto, saco su verga de la concha de pampita y la coloco en la entrada de su ano. A pesar de que ella no sabía nada se sexo, se agarro fuertemente del asiento presintiendo lo que estaba por pasar. -¡MMMMMMMMMMMM!!!!...- salió de su boca amordazada cuando el viejo le enterró la mitad de su gran verga en su cola. Pampita sentía como si un hierro caliente le quemara las entrañas. -¡que colita apretada tenes pendeja!...-Le dijo el viejo haciendo fuerza para penetrarla totalmente, pero su verga era demasiado grande para el ya no virgen anito de la joven. Pampita sintió un alivio cuando el viejo saco su verga y la penetro por la vagina, pero estaba muy equivocada, solo era pera lubricarla, porque la saco de nuevo y la puso en su ano otra vez. -¡mmmmmmmm!!!!!...- El viejo esta vez embistió con fuerza y la penetro totalmente, y dejo su verga allí, quieta, esperando que el ano de la joven se dilate un poco. El viejo comenzó a masturbarla, lo que alivio un poco el dolor que sentía en su cola. Metía sus dedos en la vagina de Pampita a la vez que lentamente comenzaba a mover su cintura, penetrándole la cola lentamente con su imponente verga. -¡mmmm!..¡Mmm!... ¡mmm!- A pesar de que su ano se dilataba a la fuerza, el dolor era mucho. La masturbación que le hacia el viejo con tres dedos la ayudaba un poco, pero no lo suficiente, y Pampita no podía ocultar su cara de dolor, llena de lagrimas. -¡MMMM!..¡MMM!... ¡MMMM!..- El viejo comenzó a culearla más fuerte, dejando de masturbarla y agarrándola de la cintura. Pampita gemía a más no poder y se aferraba como podía al asiento para aguantar las potentes embestidas del viejo. La verga entraba y salía completamente de la cola de la joven cada vez más rápido. -¡pendeja!..¡Que culo infernal tenes, por dios!!!...- Le gritaba el viejo aferrándose a sus tetas. Se escuchaba un ¡plop! ¡Plop! ¡Plop! por las estocadas salvajes que recibía la joven, los cachetes de la cola vibraban con cada penetración. -¡mmm!..¡Mmmm!..¡MMMMMMMMMMM!!!!!!...- A pesar del dolor, Pampita no pudo evitar tener su primer orgasmo, el viejo que la estaba violando la había hecho acabar. Las envestidas se hicieron todavía más rápidas y violentas, el viejo le estrujaba las tetas, preludio de su orgasmo. -¡toma pendeja, toma toda la leche! ¡Aaaaaaahhhhhhh Siiiii Aaaaaaahhhhhhh!!!...- El viejo comenzó a descargar su verga en la cola de Pampita, llenándola de leche. La joven sintió un gran alivio al sentir el líquido en sus entrañas. Eso la relajo un poco y tuvo otro orgasmo más intenso que el anterior!!!!MMMMMMMMMMMMMMMMM! El viejo, sin sacar su verga de la cola de la joven, la abrazo apoyando la espalda de Pampita contra su pecho. Comenzó a masajearle los pechos morenos y transpirados, chupo el cuello y las orejas de la adolescente. Y puso su mano entre las piernas de ella para comenzar a acariciarle el clítoris. Pampita sin saber porque se relajo y se dejo manosear por ese viejo asqueroso, el viejo que la había violado. Su respiración estaba todavía agitada, y la verga en su ano no le molestaba, es más, le gustaba sentirla dentro de él. Al rato el viejo le quito la mordaza, y pampita sentía como la verga del viejo se achicaba hasta perder todo su imponente tamaño. --mmmhaaa...haaaaa...- Emitió pampita cuando el viejo saco su verga y ya no tenía nada en la boca, no pudo resistirse a nada, solo quería descansar, se sentía totalmente fatigada. El viejo la dejo recostada en el asiento, y se dirigió a los que estaba en el vagón con sus vergas durísimas en los pantalones. -la pendeja esta es terrible, tiene un culo, una conchita y unas tetasas para culearla toda la vida. Y con esa carita de putita ni les cuento...- Los demás lo miraba impacientes, estaba más que excitados al ver como se había culeado a una adolescente hermosa y que ahora estaría a su disposición. - es toda suya... a vos Chiquito te deje la boquita de la pendeja para estrenar...- Chiquito era su hijo, un tipo de dos metros extremadamente musculoso.- aprovechen que falta rato para que bajemos, vallan al furgón así la poli no se da cuenta...- Y dicho esto chiquito agarro a Pampita y al cargo en su hombro como si fuera una bolsa de papas. Pampita estaba tan cansada que no podía ni moverse. -déjenme...déjenme...- Balbuceo, pero nadie le hizo caso. Chiquito
llamo a nueve para que lo acompañaran. Todos hombres grandotes y formados, algunos eran negros, otros eran gordos, pero todos eran gigantes. Cuando llegaron al furgón del tren, cerraron la puerta, Pampita no tenía ni idea de lo que le esperaba. Chiquito la dejo en medio del furgón que estaba totalmente cerrado y solo con una débil luz de una lámpara que colgaba del techo. Chiquito la mantenía parada agarrándola de los hombros, y ella solo podía ver como todos esos hombres sucios y transpirados la miraban con cara de degenerados. Pampita estaba como dormida, solo escuchaba las risas de mucha gente alrededor de ella. En menos de un segundo todos se tiraron encima de ella como perros en celo, manoseándola por todos lados. Le arrancaron el vestido a tirones, dejándola completamente desnuda, solo tenía puesto sus botitas de piel. Sus pechazos duros y grandes bamboleaban con el manoseo. Uno le metía su lengua hasta la garganta, besándola salvajemente, Otros dos se dedicaba a chuparle los pechos, lamiéndolos y succionándoles los pezones, masajeando esos dos increíbles globos morenos de carne. Otros Metían sus manos entre las piernas de la adolescente y la masturbaban, tan desesperados que la tenia levantada y sus pies apenas tocaban el suelo. Metían dedos en su vagina que ya empezaba a largar sus jugos. Otros masajeaban su cola perfecta, redonda y parada, metía sus dedos y los sacaban, se turnaban para hacerlo, llegándole a meter cuatro dedos en cada uno de sus orificios. Los demás chupaban su cuerpo por donde podían, agarraban las manos de la joven y la hacían tocar sus bultos. No había parte del cuerpo de Pampita que no fuera manoseada, chupada o penetrada por esos hombres de mala vida. -mmmm...hhaaammmm...siiii que ricoooo Siiii Asiiii Siii Aaaaaahhhhhhh - Gemía suavemente, Pampita solo se dejaba hacer, no sabía porque, pero esos sobos que estaba recibiendo le gustaban. El calor del furgón era sofocante, todos están traspirados, pampita brillaba de sudor, parecía aceitada. Su cuerpo resbalaba con los sobos, pero nunca caía, siempre estaba parada en medio de esos animales hambrientos. Después de un rato, Chiquito la arrodillo en el suelo, abrió su pantalón y Pampita vio la verga más grande de su vida, mas grande que la del viejo, era gruesa y larga con la cabeza roja. Palpitando de la excitación y calentura. Chiquito Agarro la cabeza de pampita y la acerco a la verga, dejándola en la punta de sus labios. -Siiii...Aaaahhhhh...- la joven, apenas abrió sus labios. Pero con un movimiento Chiquito empujo la cabeza de Pampita y metió su enorme y larga verga por la boca de la joven, la pobre Pampita no pudo resistirse, se sentía como una muñeca, podía hacer lo que quieran con ella. Pampita no daba a basto con tanta carne en su boca, le costaba respirar, Pero Chiquito la tenia agarrada de los pelos y la obligaba a chupársela.-Chupa putita, chúpamela, con esa carita de chupa vergas me volves loco...- Le decía. Pampita sentía como la verga le llegaba hasta la garganta, le dolían las mandíbulas porque las tenía que abrir al máximo, y la verga era tan grande que solo se podía tragar la mitad. Mientras otro de los secuaces se había puesto a su lado y no hacía más que magrearle los pechos, otro hacia lo mismo del otro lado, masajeaban sus pechos transpirados, a todos se volvían locos ese par de tetasas. Otro estaba entre sus
piernas y le chupaba su sexo mientras que empezaba a meterle varios dedos. Uno detrás de ella le chupaba el ano y también le metía varios dedos, su ano ya estaba completamente dilatado y estirado, ya no sentía ningún dolor. Otros había colocado sus vergas en las manos de la joven para que los masturbaran, y Pampita sentía que eran enormes, su pequeña mano no se cerraba en torno a ellas. -mmmm...mmmm...mmmm....- No podía evitar gemir, la hacían sentirse como un perra en celo. Chiquito seguía moviendo su cabeza de atrás hacia adelante agarrándola de los pelos. Pampita tragaba su enorme verga como podía e instintivamente comenzaba a chuparla con lujuria, a pesar de que nunca antes lo hubiera hecho. -así putita... que fuerte que estas... que bien chupas la verga perra...- Pampita mientras mamaba la verga, subía y bajaba sus manos por las vergas de los demás, soltando una y agarrando otra, tenia vergas enormes por todos lados. Su respiración estaba agitada, se la podía escuchar claramente. Los que estaban entre sus piernas, tenían metidos tres dedos en su ano y su concha, y ella instintivamente comenzó a mover sus caderas. Arrodillada en el suelo, se acomodo y abrió mas sus piernas para facilitarles la masturbación, aunque no sabía por qué. La estaban violando, pero le empezaba a gustar lo que le estaban haciendo. Así la tuvieron un rato, sobándola y metiéndole mano por todos lados. Chiquito comenzó a gemir y a penetrarle la boca salvajemente. Pampita comenzó a marearse con el ir y venir de su cabeza, hasta que de pronto Chiquito se la enterró hasta la garganta y la dejo hay, quieta. -¡aaaahhhh...trágate todo pendeja...aahhhhh!!!...- comenzó a eyacularle dentro de la boca en cantidades enormes, Pampita con tanta leche se atragantaba, pero chiquito no le soltaba la cabeza y ella se veía obligada a tragar como podía semejante cantidad de leche. El semen se le escapaba por la comisura de los labios, hasta que Chiquito saco su verga de la boca de la joven y termino con dos potentes chorros que fueron directo a su cara. Pampita quedo arrodillada en el suelo, una cantidad de semen salió de su boca cuando la abrió para respirar. -¿queres mas nenita?...acá tenes mas lechita!!!...- Los dos a los que ella había estado masturbando se acercaron a agarrándola del pelo, hicieron que mirara sus vergas. Se masturbaron y comenzaron a acabarle en la cara con potentes chorros. Su cara y su pelo comenzaron a chorrear semen que iba a caer sobre sus hombros o sus pechos. La obligaron a abrir la boca y unos chorros fueron a parar a su garganta, ella tragaba como podía, la cantidad de semen era impresionante. Su cara quedo bañada en semen, casi no podía ver, y su pelo mojado por la transpiración ahora estaba embardunado con semen. Chiquito la miraba masturbándose, tenía la verga todavía dura e imponente, al igual que los demás, todos tenían sus vergas fuera de los pantalones y todas eran enormes. -prepárate pendeja...ahora viene lo mejor...- Le dijeron, pero Pampita estaba tan cansada que ni escucho, solo sintió que la empujaba y ella caía de espaldas al suelo. Ella seguía tragando el semen que le quedaba en la boca, trataba de sacarse el gusto a aquello. Había olvidado que estaba haciendo, se sentía perdida.
Chiquito se había puesto entre sus piernas y se disponía a perforarla. Otros dos mientras la magreaban los pechos y no paraban de insultarla "Putita, te vamos a reventar". Pampita en un instante recordó lo que le estaban haciendo y intento moverse, pero se sentía tan cansada que no se noto su resistencia. -noo...nooo...- Llego a balbucear, pero nadie le hizo caso. Chiquito la había agarrado de la cintura y levantándosela un poco, acomodo la punta de su enorme verga en la entrada de la vagina de la adolescente. Pampita seguía intentando moverse sin ningún resultado, cuando de repente se paralizó, su cuerpo se combó y su cintura quedo totalmente arqueada, dio un gran grito, Chiquito se la acababa de enchufar entera sin piedad. –UYYYYYYYYYYYYY AAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY DIOOOOOOOOOOOOOOSSSS NOOOOOOOOOOOO MEEE DUELEEEEE ME DUELEEE MUCHOOOOO AYYYYYYYYYYYYYYYYYYY AYYYYYYYYYYYYYY AYYYYYYYYYYYYYYYY AYYYYYYYYYYYYYYYY!!!...- La verga de chiquito era mucho más grande que la del viejo, y ella sentía un dolor al tener semejante pedazo de carne atravesándola sin piedad. Chiquito la tenia agarrada de las nalgas y la Cogía rápidamente, los enormes senos de Pampita se bamboleaban para todos lados con las embestidas. Sentía su espalda ir y venir contra el suelo y sentía como esa verga la llenaba totalmente. -¡Aaaaayyyyyy!... ¡Aaaaayyyyyy!..¡Aaayyyyy!!!..-comenzó a gemir Pampita. Mientras la Cogía sin piedad, Chiquito recorría su cuerpo transpirado, tocaba y masajeaba sus pechos brillantes de sudor y semen, los recorría en todo su contorno. Los demás miraban el espectáculo y meneaban sus vergas, esperando su turno. Chiquito parecía una maquina de coger, sus embestidas eran rápidas y potentes. Los pechazos de Pampita se movían de atrás hacia adelante cada vez más rápido, producto de las estocadas salvajes que recibía. -¡aaaaahhhhh!!!...¡aaaaaahhhhh!!!!...Siiii Asiiii Siiii Cogemeee……Asiiiii siiii…. ¡aaaaaahhhh!!! !... -Pampita gemía cada vez más fuerte, estaba a punto de estallar en un orgasmo, y Chiquito cada vez la penetraba más rápido, también estaba por acabar. -¡aaahhh, toma pendeja, te lleno de leche, aahhh!!!! ... - Chiquito comenzó a vaciarse dentro de Pampita, ella comenzó a jadear producto de su orgasmo. -¡¡mmmmhhhaaaaaayyyyyyyyyyy Siiiiiiiii Asiiiiii siiiiiii Queee Ricooooo Me Cogeeeess Siiiii Asiiii Seguiiiii asiiii Siii Ayyyyyyyyyy Ayyyyyyyyyy Meeee Estaaaasss LLenaaaandooooo toooddaaaa Siiiii!!!!...- Pampita también estaba acabando, Chiquito saco su verga y termino de eyacular sobre la panza de Pampita, con algunos chorros tan potentes que llegaron hasta sus pechos. Después dejo a Pampita en el suelo, jadeando por el cansancio. -toda suya...hagan lo que quieran hasta que me recupere...-Les dijo a los demás. Pampita estaba agitada, ya le costaba respirar normalmente. Creyó que todo había terminado, pero todavía faltaban nueve hombres para complacer. -¡aaaaahhhhhhhhhh!!!....- Jadeo Pampita cuando un negro la penetro de repente. Al igual que chiquito, el negro la tenía agarrada por las nalgas y la embestía brutalmente. Pampita no podía parar de jadear, los otros empezaron a aprovechar para pasarle sus vergas por los pechos. Uno se había colocado encima de ella y coloco su verga entre sus tetas, y apretándolas comenzó un mete saca salvaje. La verga se deslizaba perfectamente por los dos globos de carne por la transpiración y el semen que chorreaban de ellos. -¡aaahhmmmmm!- Uno se la había mandado por la boca, y agarrándola de la cabeza, comenzó a moverla
como si se la estuviera culeando por la boca. Se turnaban para perforarle la boca o la concha, o metérsela entre las tetas. -¡mmmm! ¡Mmmm! ¡Mmm!!!...-Pampita no daba a basto con tanta verga, algunos la obligaban a que los masturbara con sus manos, y Pampita subía y bajaba sus manos por esas enormes vergas. Si soltaba una, encontraba otra y no podía parar de pajearlos. -¡toma putita, aahhhh!-Uno se vino a borbotones en su boca, atragantándola en semen, otro acabo en su mano, pampita sentía como salían los chorros y la embardunaban. Otros acababan entre sus pechos y los chorros de semen iban directo a su cara. Le acabaron tres veces dentro de su concha, que chorreaba semen a borbotones y estaba dilatadísima. Para esa altura, Pampita ya estaba completamente bañada en semen, y todavía faltaban muchos hombres por complacer. -¡mmmaaaahhgggmmmmm!- Cuando trataba de tragar semen para no ahogarse, otro se la metía por la boca, la pobre casi no podía moverse, los negros la perforaba con una violencia increíble, haciendo vibrar su cuerpo con cada estocada. El tiempo parecía prolongarse hasta el infinito, Pampita no sabía ya donde estaba ni que estaba haciendo, solo sentía un placer que nunca había sentido, todo era chupar y ser penetrada. No sabe cuánto tiempo la estuvieron cogiendo de esa forma, pero todos acababan la mitad dentro de ella y la otra mitad por encima de su cuerpo, a la vez otros acababan en su boca y la obligaban a tragárselo todo. La pobre Pampita casi no tenía ya fuerzas, pensó que aquello había acabado. -a ver putita, me la vas a chupar con ganas, eh?..- le dijo Chiquito agarrándola y poniéndola de rodillas delante suyo. Pampita estaba en tal estado que parecía una muñeca, no aguantaba más. -no... Por favor... no puedo más...- lloriqueo Pampita llena de semen por todo su cuerpo transpirado, pero chiquito agarro su cara y la obligo a que abriera la boca, y le metió su verga enorme en la boca. -Chúpasela... chúpasela...- Gritaban los demás. Pampita no sabe de dónde saco fuerzas, porque abrió sus mandíbulas al máximo para poder tragar semejante trozo de carne y empezó a chupársela de una manera increíble, ahora no sólo usaba la boca, también empezaba a usar las manos, masturbando el resto de verga que no entraba en su boca. -mmmmm...mmmmm...Mmmmm...- Pampita estaba gozando lo que hacía, sacaba la verga de su boca y su lengua recorría todo el tronco del pene, para luego volver a metérselo y seguir mamando como si fuera una mamadera. Chiquito se la saco de la boca y se retiro sin haber acabado, pampita quedo manado el aire, estaba como hipnotizada. Un negro se puso delante de ella y pampita sin dudarlo agarro su verga y se la metió en la boca. Comenzó a mamarla con desenfreno, se la sacaba de la boca y lo pajeaba con sus dos manos mientras recorría con su lengua todo el contorno de la verga. Luego se la volvía a meter en la boca y seguía mamando como una experta. El negro jadeaba de placer, aquello era la gloria, una nena con un cuerpazo infernal se la estaba chupando como una puta de lujo. Entonces el rostro de Pampita r se torció, sacó la verga de su boca y la apretó con sus manos fuertemente, y dio un gemido terrible, como nunca hasta ahora lo había hecho. -¡AAAAAAUUUUUUUGGGGGGGGGHHHH siiiiii asiiiii siiii cogemeeeee asiiiiii AAAAAAUUUUUUUGGGGGGGGGHHHH!!!!!...- Chiquito estaba detrás de ella, y por cómo le temblaba el cuerpo a ella, y los esfuerzos que hacía él por meterle su verga, evidentemente la estaba tratando de culear. -qué culito más estrecho tienes putitaa!!!.. Ábrete!!!...- le gritaba, Pampita apenas tenía fuerzas, se retorcía, gritaba y jadeaba, su espalda se arqueaba a más no poder, y tras un rato, Chiquito consiguió el propósito de endosarle toda su verga en su cola, que a pesar de que el viejo ya la había penetrado por allí, la verga de Chiquito era considerablemente más grande. -¡aahhh!...¡aahh!..¡Aahhh!!!...-Pampita seguía aferrada al pene del negro con todas sus fuerzas, Chiquito empezaba a taladrarla, adentro y afuera si piedad. La tenia agarrada de la cintura y las estocadas hacían vibrar los cachetes de la cola de la joven. -aahhh...aaahhh...aaahhh...-Después de un rato, Pampita había cambiado la cara, ahora su cara era de increíble placer, jadeaba como una perra en celo, estaba sudando y movía sus caderas acompañando las estocadas de Chiquito. Comenzó a masturbar la verga del negro con sus dos manitas instintivamente, para luego comenzar a succionarla como si le fuese la vida en ello. -mira cómo goza la
putita...- Dijo Chiquito mientras la culeaba a la vez que estiraba sus manos y masajeaba los pechos de Pampita. El negro no pudo aguantar más y acabo en su boca, pero Pampita en vez de rechazarlo, se lo tragó todo, succionando el pene del negro hasta sacarle la última gota, y al final terminó relamiéndose. -aaahhhh...aaahhhh...aaaahhhh...- Ahora Pampita se movía al compás según Chiquito se la daba por culo. Otro se puso delante de ella y Pampita ya fuera de sí, agarro la verga y comenzó a chupársela, se la sacaba de la boca y se la pajeaba de tal manera que al rato la hacía estallar. Acabándole en su cara, que chorreaba semen por todos lados. Otro ocupaba su lugar y pampita hacia el mismo trabajo, la chupaba desaforadamente. Los que ya habían acabado, la tenía otra vez completamente duras y empalmadas al ver como la nena inocente estaba totalmente en celo. -mmm...mmm...MMMMMMMM!!!!... - Pampita tenía orgasmos a cada rato, mientras ella seguía aceptando la verga de Chiquito, que acabo una parte en su culito y el resto en su espalda. Pampita quedo arrodillada en el suelo chupando la verga de un negro, que se la saco de la boca y lo comenzó a pajear para hacerlo acabar en sus tetas. -mmm...mmmm...mmmm...-Pampita en cuanto su culo quedó libre de la verga de Chiquito, se dedicado a mamar vergas como si fueran un manjar. Se la chupaba a uno y masturbaba a otros dos con sus manos, chupaba tres vergas alternativamente como desaforada. Los hizo acabar a todos en su boca, en su cara o en su cuerpo. Luego quedo ella arrodillada en el suelo jadeando, relamiéndose el semen que chorreaba de su boca y todo su cuerpo. Los demás la miraban asombrados, no podía creer que esa nena se aguantara tanta verga por todos sus agujeros. Chiquito la tenia nuevamente dura, al igual que todos los demás, faltaba poco para que termine el viaje y tenían que aprovechar el tiempo que quedaba. Chiquito se sentó a un lado de Pampita y agarrándola la sentó sobre él, clavándole toda su verga en la conchita dilatadísima de la pobre joven. -mmmmhaaaaaaa....-Jadeo pampita al sentirse nuevamente penetrada. Chiquito al ver que Pampita no reaccionaba, la agarro de las nalgas y la obligo a cabalgar sobre él, haciendo que sus tetazas se balancearan sobre su cara. Chiquito comenzó a chuparlos mientras la hacía bajar y subir por su verga. -Aaaaahhhhhhhhh...Aaaahhhhhh...Aaaahhhhhhh...- Pampita comenzó a gemir dulcemente, estaba tan perforada que la enorme verga de Chiquito se deslizaba perfectamente en su concha mojada de jugos y semen. Al momento otro de los de la banda se puso detrás, la abrió los cachetes de la cola y se la metió de un empujón. -mmmmmaaaaaahhhhhhh....-Pampita gemía largamente al sentirlo, la verga se había deslizado perfectamente por su ano sin causarle ningún dolor. Los dos tipos comenzaron a moverse acompasadamente, penetrando a la nena de campo con sus imponentes vergas. Pampita primero se retorció, pero en un rato siguió balanceándose ahora con las dos vergas en sus agujeros, gozando y jadeando apretada contra esos dos cuerpos mucho más grandes que ella. -aaahhhh!...aaahhhh!!...aaaaahhhhh...cogemeeee asiiii siiii cogemeeee... aaaaahhhhh... aaaaahhhhh!!!...- Aquello era una locura, Pampita jadeaba como pidiendo más, ella resbalaba por la transpiración apretada contra los dos cuerpos, pero las vergas la seguían perforando sin piedad, y eso a ella ya no le molestaba. -aaahhh! Aaahhhmmm!!!...mmmm!-Un tercero se la clavó en la boca, y ella agarro la verga con las dos manos para chupársela mejor. El tipo le acariciaba la cabeza mientras pampita se la mamaba, como si fuera una perrita a la que estaba recompensando. Otros agarraron sus manos y colocaron sus vergas en ellas, pampita los masturbó rápidamente, haciendo bajar y subir sus manitas por ellas. la escena era impresionante, Pampita, la dulce nena de campo, hasta hace unos momentos virgen, era protagonista de una doble penetración, tenía dos vergas inmensas en su cola y en su concha, chupaba otra con sus labios carnosos y pajeaba a otros dos con sus manos, ya no tenía agujero libre que no estuviera ocupado por alguna verga. -mmmmm...mmmmm...mmmmm...- Los jadeos de Pampita inundaban el vagón. Así estuvieron culendosela hasta que primero uno reventó en su boca, para después salpicarle la cara de semen. Pampita sintió como su cola y su vagina se llenaban, estaban acabando dentro suyo. Pampita se recostó contra Chiquito que pudo sentir sus tetazas húmedos y duros en su cara. Los otros dos acabaron en sus manos, salpicando de
semen todo su cuerpo. Cuando todos salieron de ella, Pampita cayó a un lado como desmayada, de placer y de cansancio por el enorme esfuerzo que había hecho. Quedo boca arriba en el piso del furgón jadeando suavemente, con la respiración agitada y tratando de tragar el semen que le quedaba en la boca. -¡mierda pendeja, como quedaste!..- El viejo había entrado al furgón y la miraba sonriente. Pampita estaba en un estado deplorable, estaba totalmente transpirada y bañada en semen, tirada en el suelo como una muñeca.-antes de bajarnos un último polvo, eh piba?...- Pampita se quiso negar pero no pudo ni reaccionar. El viejo la agarro y la levanto, la coloco contra la pared y Pampita se recostó contra está cansada, sus piernas flaqueaban, no podía mantenerse parada.-Putita!... Como me calentas...- Le dijo el viejo recostándose contra su espalda y refregándole su bulto contra la cola de pampita. -¡estas tetasas me vuelven loco!...-Le decía mientras le masajeaba las tremendas tetasas, al viejo no me alcanzaban las manos. Se abrió el pantalón y se lo bajo hasta los tobillos junto con su ropa interior. El mástil que tenía como pene apuntaba directamente al culo de la adolescente. La incline un poco haciendo que pampita sacase la cola y la dejara paradita, la vista de la cola era infernal. El viejo le acariciaba la cola con su verga, pampita comenzaba a respirara fuerte y a jadear, el sucio la estaba excitando nuevamente. -Si... Por favor...cogemee... Siiiii - Balbuceo Pampita, pero el viejo le abrió las piernas y se la metió en el culo como un desesperado. Pampita arqueo la espalda, no de dolor, sino de placer. -aaaaaahhhhhhhhh...Siiiiii Cogemeee maaasss siiii asiiiii dameee maaass fueerteee aaaaaahhhhhhhhh.... aaaaaahhhhhhhhh..... -Jadeo cuando la tuvo totalmente adentro. En un instante en viejo la agarro bien fuerte de las caderas y empezó el mete saca. La perforaba como si fuera lo último que haría en la vida, pampita sentía la barriga del viejo golpeándole la espalda, y como la verga se deslizaba perfectamente en su ano provocándole un placer indescriptible. -aaaahhhhhhh...aaaahhhhhh...aaahhhhhhh...aaaahhhhhhhhhh...-Los jadeos de pampita calentaban a cualquiera, por lo que todos los presentes comenzaron a masturbarse mirando como el viejo se la culeaba. -¡como tenes la cola pendeja!..¡Estas reabierta!..-Le decía el viejo a la vez que la embestía más fuerte. ¡Plop! ¡Plop! ¡Plop! se escuchaba al chocar el vientre del viejo contra la cola de Pampita. El viejo la agarro de las tetas y empujo más y más hasta llegar a metérsela hasta el fondo. Pampita no podía para de jadear. El viejo bombeaba esa tremenda cola con todas sus fuerzas mientras disfrutaba de dos impresionantes globos de carne. Pampita, que tenía la cara recostada contra la pared, se incorporo paso sus hacia atrás, agarrándose el cuello del viejo para no caerse. Con una mano el viejo la agarraba de una de sus tetasas mientras con la otra exploraba todo el cuerpo de la adolescente a la vez le daba por el culo. -aaahhh....aaahhh!!...cogemeee...cogeemee...maaasss...maaasss...maaasss...dameeee maaasss...aaahhhhh...aaahhhhh!!!!....-La cola bien firme de pampita vibraba a cada estocada. El viejo con una mano exploraba su vagina y le metía dos dedos, la sentía mojada y a punto de acabar. -Aaaaahhhhh!!!...¡Aaaaahhhhhh!!!! !!...cogemeee...cogeemee...maaasss...maaasss...maaasss...dameeee maaasss...aaahhhhh...aaahhhhh!!!! ....¡aaaaaaahhhhhh!!!!!...-pampita estaba por acabar al igual que el viejo. Los gemidos de placer hacían que los demás se despellejaran las vergas con sus manos. -¡aaahhh, toma pendeja!!!...- El viejo le llenaba la cola de leche, casi le arranca las tetas mientras acababa. Pampita no paraba de jadear, su orgasmo era increíble. Su cuerpo convulsionaba mientras sentía como el torrente de leche la estaba llenando. Ella seguía agarrando al viejo hasta que terminaron de acabar. Cuando se la saco, pampita se recostó contra la pared, noto como le quedaban las piernas temblando de la tremenda acabada. Luego cayó rendida al suelo boca arriba, y los que se había estado masturbando, se colocaron en círculo alrededor de ella y comenzaron a bañarla en leche, Pampita sentía los chorros y abría la boca tratando de tragar lo que podía. Si antes estaba bañada en semen, ahora su cuerpo estaba completamente blanco de semen. Pampita no supo nada mas, cayo dormida de cansancio y no supo que paso después, solo escucho "te mereces un premio pendeja y creo que pronto nos volveremos a ver ", antes de dormirse en el suelo. Se despertó bañada y con el vestido puesto en un asiento de la estación de trenes. Eran alrededor de las diez de la noche en el reloj de la estación. Había gente en el andén, pensó que todo había sido un sueño, un sueño muy real, porque se sentía totalmente dolorida. Se dio cuenta de que nada había sido un sueño cuando noto que tenía puesta una camiseta de fútbol, la misma camiseta que tenían la mayoría de los hombres que la habían violado. Llego sin problemas a la casa de sus tíos, ella les dijo que había una demora en el tren y que por eso había llegado tarde, y que estaba muy cansada y que por la mañana hablarían. Nueve meses más tarde...

Unknown

Escritor, recopilador, sexólogo, psicólogo y filósofo. Amante de las mujeres.

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