Soy una mujer de 22
años casada con un hombre de 77 y les voy a contar como sucedió esto.
Yo nací en un pueblo
de Nayarit en donde la única actividad económica es la pesca, actividad que por
cierto no rinde muchos frutos ya que la inmensa mayoría de los hombres en edad
productiva emigran a Estados Unidos, así es que en el pueblo los únicos hombres
son niños y ancianos, lo demás puras mujeres la mayoría jóvenes entre 15 y 30
años.
Yo vivía sólo con mi
mamá que ya era entonces una mujer madura de 44 años y siempre me decía que me
buscara un marido rico que me sacara de esa pobreza y que la mejor manera de
lograrlo era valiéndome de mis atributos físicos.
En realidad era
cierto, soy una mujer alta de 1.74 m, voluptuosa como la mayoría de las mujeres
de esta región, chichona, nalgona y piernuda, por el clima imperante en esta
zona siempre me visto con vestidos de algodón de tirantes y muy cortos,
sandalias de tacón alto y siempre sin medias, además traigo mi pelo largo
siempre suelto pues me encanta como me lo mueve el viento.
En una ocasión
cuando yo tenía 20 años acompañé a mi mamá a la ciudad de Compostela, ahí
mientras caminábamos por los portales, un hombre mayor se acercó a mi mamá y le
preguntó por mí, ella le dijo que yo era su hija, el hombre me tendió la mano y
se presentó, me dijo "hola preciosa me llamó Jesús, estás muy bonita"
y me recorrió con la mirada de arriba a abajo como examinándome, le dejó una
tarjeta a mi mamá y después de anotar bien en donde vivíamos y como llegar se
despidió. En esa ocasión duramos 3 días en Compostela y poco antes de
regresarnos al pueblo mi mamá me dijo emocionada "hijita el hombre del
otro día Jesús es un tipo rico acaudalado y está muy interesado en ti, quiere
conocerte, no desperdicies esta oportunidad". Yo me quedé asombrada y sólo
acerté a decir "está bien".
Cuando ya estábamos
por irnos apareció Jesús y nos dijo que él podía llevarnos a casa y así él
sabría bien como llegar hasta donde vivíamos, mi mamá aceptó enseguida y nos
subimos a su camioneta, mi mamá se fue hasta el tercer asiento el de hasta
atrás para ir según ella más cómoda y yo me subí al asiento delantero junto a
Jesús; apenas arrancamos Jesús me pidió me acercara más a él para poder
platicar mejor, le hice caso y me senté junto a él y vi como de inmediato ponía
su mano derecha entre mis piernas acariciándolas, me dijo "que bonitas
piernas tienes, además las tienes muy suavecitas", yo me dejé acariciar
sin protestar pues no quería provocar una escena molesta para mi mamá que iba
bien campante en el asiento trasero.
Todo el camino hasta
el pueblo Jesús me fue acariciando las piernas y me fue hablando de sexo, me
dijo también que era un hombre solo y que necesitaba a una hembra como yo a su
lado para sentirse feliz, me abrazó y al pasar su mano por encima de mi hombro
derecho, sentí como su mano se apoderaba de uno de mis senos, yo lo dejé que me
lo apretara está vez no por causa de mi mamá sino porque en realidad me gustó
mucho sentir esa mano oprimiendo mi seno.
Llegamos a la casa y
tuve que despertar a mi mamá, ella bajó de la camioneta y Jesús le pidió
permiso para visitarme regularmente, ella le contestó que sí, que podía venir
todas las veces que quisiera y diciendo esto se despidió y entró a la casa,
entonces Jesús me tomó por atrás y me recargó su verga entre mis nalgas y me
empezó a acariciar las piernas, yo me dejé y cuando él consideró que se me
había recargado y me había acariciado lo suficiente me dio la vuelta, me besó
en la boca, en el cuello y me dijo que yo ya era su novia y que me iba a
visitar cada sábado sin falta, yo sólo acerté a asentir con la cabeza como
signo de aprobación.
Lo vi desaparecer en
su camioneta y me quedé con la sensación de su verga entre mis nalgas y sus
manos en mis piernas.
Jesús cumplió su
palabra y cada sábado me iba a ver y cada vez me cubría mis piernas de caricias
y mi cuello de besos, me hacía sentir su profundo deseo hacia mí y las inmensas
ganas que tenía de cogerme, pues no sólo me lo expresaba con sus recargones y
sus caricias sino con sus frases cínicas y descaradas y es que le encantaba
decirme cosas sucias y llenas de morbo mientras me acariciaba y me besaba. La
verdad me excitaba mucho ver como ese anciano se calentaba tanto conmigo.
Llegó el día en que
Jesús me pidió me casara con él y le dijo a mi mamá que ella iba a ser su
suegra, que curioso, en ese momento yo tenía 21 años, Jesús 76 y mi mamá 43.
Llegó el día de la
boda y ésta se realizó en la casa de Jesús, fue una ceremonia muy pero muy
privada, sólo estábamos mi mamá y yo, Jesús y sus dos sirvientas, para el
matrimonio llamó a un juez local con su ayudante.
Ese día yo me vestí
con un vestido de cuello redondo, manga larga y cortito a medio muslo, unas
sandalias blancas de tacón alto de aguja de 10 cm y sin medias, llevaba mi pelo
suelto y muy bien cepillado el cual me colgaba hasta mi cintura, Jesús llevaba
un pantalón blanco, una camisa tipo guayabera blanca y unos zapatos blancos,
como yo soy más alta que Jesús pues él mide 1.68 m y yo 1.74 más 10 cm de tacón
1.84 m, al pararnos frente al juez yo me veía mucho más alta que él.
La boda se celebró a
las 8 de la noche y después de que el juez nos casó Jesús despachó a sus dos
sirvientas dándoles 3 días libres a partir de ese momento, también despidió a
mi mamá hospedándola en un hotel del centro y dejándole muy en claro no se
apareciera por ahí en 3 días.
Al quedarnos solos
Jesús cerró todas las entradas a la casa, corrió las cortinas gruesas y apagó
las luces principales dejando sólo unas luces a nivel de piso muy tenues que
mantenían una total penumbra.
Me tomó por la
cintura y me llevó a un elevador que tenía en el fondo de la casa, entramos y
me abrazó por atrás recargando su verga entre mis nalgas y acariciando mis
piernas, me dijo "ya eres mía mamacita, toda mía, ahora si te voy a hacer
muchas cosas ricas". Al llegar a la parte de arriba salimos del elevador y
caminamos por un pasillo alfombrado y semiobscuro, llegamos hasta una
habitación amplia y alfombrada con una cama tipo medieval con cabecera, piesera
y cielo.
Jesús de inmediato
se quitó la camisa, los zapatos y el pantalón y se quedó en puros calzones, vi
como se le había formado un tremendo bulto debajo de su calzón, me pidió me
parara adelante de él, yo obedecí y sentí como de nuevo recargaba su verga
entre mis nalgas y como sus manos acariciaban mis piernas una y otra vez,
después sentí como me tallaba mi concha excitándome, me pidió abriera las
piernas y lo vi sentarse en el piso entre mis piernas y debajo de mi vestido,
sentí como pegaba su boca a mi concha y como me lamía mientras sus manos se
deslizaban una y otra vez por mis piernas acariciándolas por adelante y por
atrás.
Sentí como
introducía su lengua en mi hendidura y como jalaba mi clítoris provocándome
gemidos de placer, después de esto me llevó hasta la cama y me tendió en ella
boca arriba, se quitó el calzón y se colocó entre mis piernas y me dijo
"mamacita prepárate, vas a sentir la verga de tu macho de 77 años dentro
de tu pepa de 22" y arremetió contra mi enterrándome su verga hasta
adentro, yo grité pues era una mujer virgen, sentí un agudo dolor al principio,
pero después conforme Jesús frotaba su verga dentro de mí y me besaba en la
boca y en el cuello, el dolor fue desapareciendo y en su lugar empecé a sentir
muy rico, una muy pero muy agradable y deliciosa sensación, me encantaba sentir
esa cosota dura dentro de mi cuerpo frotándose una y otra vez provocándome unas
sacudidas deliciosas. En un determinado momento Jesús me dijo "mamacita
prepárate, te voy a arrojar toda mi esencia de macho dentro de tu pepa" y
luego de decir esto sentí como unos chorros de líquido muy viscoso, espeso y
caliente inundaban mi concha.
Jesús quedó rendido
encima de mí y abrazándome fuertemente me besó en la boca y en el cuello y me
dijo "mamacita acostúmbrate a sentir toda mi verga dentro de tu pepa
porque de ahora en adelante te la voy a estar metiendo muy seguido" y
continuó diciéndome "para esto naciste hembra mamacita, precisamente para
abrir tus piernas y sentir como te entierro toda mi verga en tu pepa cada vez
que yo sienta ganas".
Así es que ahora con
22 años de edad y Jesús con 77 y con casi 1 año de casada siento con mucha
frecuencia como Jesús se acomoda entre mis piernas y me ensarta con su vergota,
él no puede embarazarme pues a su edad su semen ya perdió la capacidad de
preñar a una mujer, sin embargo, no me importa, me basta con saber que a pesar
de su avanzada edad todavía me puede meter su verga cada vez que él quiera y me
puede volver loca en la cama como el buen macho que es.
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